El sector de la construcción sigue sin levantar cabeza y el "pesimismo" es la sensación dominante. Si 2008 ya fue desastroso, 2009 le siguió a la zaga y el primer trimestre de 2010 lleva la misma tendencia. La errática concesión de créditos, unido al importante stock de vivienda sin vender construida en los desbocados crecimientos de la actividad entre 2003 y 2007, son las principales causas que según el presidente del Colegio Oficial de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Menorca, Poncio Palliser, se esconden detrás de este negro panorama.
Según los datos estadísticos dados a conocer ayer por Palliser, el colegio visó el año pasado en la Isla 62.015 metros cuadrados de obra nueva, un 45,5 por ciento menos que en 2008, cuando a su vez las cifras de ese mismo ejercicio ya descendieron un 58,8 por ciento respecto a 2007. En concreto se visaron 290 viviendas de nueva edificación, un 32 por ciento menos que en 2008, año en el que se concedió licencia a 427 viviendas, cuando ese mismo año ya cayeron un 73 por ciento respecto a 2007, ejercicio en el que se visaron 1.597 unidades.
El presidente del colegio de Aparejadores destacó igualmente que entre 2008 y 2009 las promociones de edificios con más de cuatro viviendas se redujeron drásticamente, representado el año 2009 un nueve por ciento respecto al año 2007. Así, mientras entre 2003 y 2007 crecieron las grandes promociones ejecutadas en su mayoría por promociones foráneas, durante los últimos dos ejercicios, prácticamente sólo se han visado viviendas unifamiliares y edificios con menos de cuatro viviendas, "la tipología habitual" en Menorca. Estos descensos también se observan en el apartado de ampliaciones, reformas y rehabilitaciones. Las estadísticas reflejan en 2009 un descenso del 32 por ciento respecto a 2008 y del 54 por ciento frente al 2007, por todo ellos, el presidente del colegio concluye que las reformas no han sido capaces de compensar la pérdida de actividad del sector. Al respecto, Palliser insistió en la necesidad de incrementar "de forma importante" las ayudas públicas a la rehabilitación con el fin de agilizar todos los sectores ligados a la construcción como instaladores, carpinteros y camioneros, entre otros. "No hablo de la simple remodelación de una fachada, sino de adaptar las viviendas al nuevo código técnico de edificación en aislamientos térmicos y acústicos para que sean más confortables", apuntó. "Todo está muy parado, cuando los constructores terminan no hay nada más y la mayoría de las empresas del sector han despedido trabajadores y se han dimensionado al trabajo actual", añadió el presidente del colegio de Aparejadores, quien señaló que las escasas obras actualmente en marcha en la Isla se ejecutan con licencias antiguas o simplemente se inician "con ritmos lentos" para no perder los permisos. Preguntado sobre la tendencia del precio de la vivienda, Palliser respondió que aún tiene que bajar más, especialmente la de segunda mano. En cambio, la vivienda nueva apenas experimentará grandes cambios, ya que el precio se calcula sobre el crédito hipotecario firmado en su día por los promotores. Éstos compraron el metro cuadrado de suelo libre a un precio muy alto y, por tanto, será difícil que bajen tarifas, e incluso hoy día, remarcó, el precio del metro cuadrado del suelo en la Isla sigue sin ajustarse a los nuevos tiempos.
Por otra parte, Ciutadella y Maó son los municipios donde el año pasado más descendió el número de visados de vivienda nueva, aunque también el resto de poblaciones acusó una drástica disminución.