Los pescadores afrontan con incertidumbre el arranque de una nueva temporada de pesca de la langosta. El próximo día 1 empezarán las capturas de uno de los manjares más apreciados en la gastronomía menorquina. No obstante, entre el sector hay preocupación por la incidencia de la crisis económica en la demanda del crustáceo y la correspondiente posible incidencia en la bajada de los precios.
El presidente de la Cofradía de Pescadores de Ciutadella, Josep Caules, afirma que "entre los pescadores hay cierto desánimo". Explica que por un lado, el invierno ha sido duro porque los numerosos días de temporal han impedido faenar a las barcas de artes menores, a lo que hay que sumar la bajada de la venta de pescado. En el caso de la langosta, en el puerto de Ciutadella hay unas 21 embarcaciones de artes menores, la mayoría de las cuales se dedican a la pesca del crustáceo. "Muchas sólo trabajan durante cinco meses, por lo que la langosta es el medio de vida para muchos pescadores", incide.
Comenta que el año pasado hasta Sant Joan se registraron pocas ventas de langosta, aunque después la demanda se animó en los meses de julio y agosto. Ahora la temporada empieza con la incógnita de la demanda. Los principales compradores son los restaurantes que dan salida a la langosta con un cliente de poder adquisitivo medio-alto. El precio lo negocia cada pescador directamente con el restaurante o con el intermediario.
El año pasado el precio del kilo rondó los 60 euros, aunque según fuentes consultadas, en el arranque de la temporada los precios tendieron a la baja. "El sector pesquero vive momentos delicados, como ocurre en otras actividades. Se mantiene el nivel de capturas, pero la demanda ha ido a menos. Estamos pendientes de cómo se desarrollará la temporada turística este año", afirma Caules.
El periodo de pesca de la langosta se prolongará hasta el 31 de agosto. Para la mayoría de pescadores de artes menores, las capturas del crustáceo representan su mayor fuente de ingresos a la hora de continuar con la actividad pesquera.