Militó en el PSOE, fue alto cargo del Ministerio de Administraciones Públicas con gobiernos de Felipe González, y participó en la comisión de expertos que diseñó el modelo autonómico español. Francisco Sosa Wagner (Alhucemas, Marruecos español, 1946) es un destacado jurista, "catedrático de provincias", como se definió en esta entrevista, ya que era profesor de Derecho Administrativo en la Universidad de León cuando Rosa Díez, ex socialista y cofundadora de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) le propuso entrar en las listas al Parlamento Europeo.
Como eurodiputado participó ayer en el V Foro de Progreso de UPyD en Maó, con una conferencia titulada "El Estado fragmentado", y como anécdota, fue miembro del tribunal que evaluó con un sobresaliente la tesina de José Luis Rodríguez Zapatero, de quien se declara amigo, aunque en discrepancia con su "política atolondrada".
¿El Estado que se rompe en su ponencia es España?
Me refiero a España pero fragmentado no es equivalente a roto, siempre critiqué la idea, que en algún momento el PP había puesto en circulación, de que España se rompe. España es una cosa muy seria, es una sociedad rica, creativa, un país importante en Europa. Lo que sí defiendo es que se han fragmentado las instituciones políticas y administrativas del Estado. Desde 2004 se han empezado a reformar estatutos, el de Balears uno de ellos, y lo que se echa de menos es que eso se ha hecho sin tener en la cabeza un diseño del Estado al que vamos. Mi tesis es que todo eso se puede hacer si previamente las fuerzas políticas han definido cuál es el final del trayecto. En Alemania, el país federal más importante de Europa, se ha reformado la república pero sobre la base de un acuerdo político y con un diseño previo.
¿Hay cierta improvisación?
Mucha. Yo acuso al Gobierno de Rodríguez Zapatero de haber iniciado esto con mucha improvisación y una dosis de superficialidad muy grande. Y de ahí viene el conflicto en el Constitucional.
La próxima semana se reúne el pleno del Tribunal para estudiar un proyecto de sentencia sobre el Estatut de Catalunya, ¿qué opina de este litigio?
Creo que las fuerzas políticas han hecho dejación de sus competencias. Al Tribunal Constitucional no se le puede llevar como pleito la arquitectura general del Estado, hay que llevarle asuntos concretos y específicos, como a todos los tribunales. Esa definición deberían haberla hecho las fuerzas políticas. Como no lo hicieron pensaron "bueno, alguien lo impugnará y el Tribunal Constitucional nos dirá lo que hay que hacer", esto no puede ser, ya veremos lo que sale de la sentencia, pero no tengo mucha confianza en que vaya a aclarar nada.
¿Su opinión como jurista es que esa reforma es inconstitucional?
La reforma del Estatuto de Catalunya tiene elementos de inconstitucionalidad claros. En primer lugar lo que más inquietud produce a quienes creemos en el Estado es la admisión de las relaciones de bilateralidad entre la comunidad autónoma y el propio Estado. Eso es destruir las bases mismas del sistema político y las reglas del juego. Al Tribunal Constitucional se le ha endosado un papel que no le corresponde y tampoco lo ha hecho de manera muy lucida, tenía que haber resuelto el pleito desde hace ya un tiempo, porque el Estatut estaba desplegando todos sus efectos y éstos son irreversibles.
Usted ayudó a crear este modelo. ¿Esperaba que evolucionara así?
No, porque en el diseño de los años 80 y las reformas estatutarias de los 90 había una diferencia, y es que se hicieron con el consenso de los dos partidos mayoritarios, y ese dato es muy importante. La comisión lo que hizo -yo estaba allí en representación del PSOE-, fue ofrecer unas bases técnicas para que hubiera un acuerdo político entre UCD y PSOE, que en los 90 fue entre el PP y el PSOE. Esto es lo que se rompió en 2004 y que ha conducido a la falta de ese modelo general, nadie se ha preocupado de definirlo antes de hacer las reformas de los estatutos.
¿Hay igualdad para los ciudadanos de los distintos territorios?
No, claro que no, la reforma era absolutamente innecesaria, los gobernantes regionales podían gobernar perfectamente con los estatutos anteriores. Pero ya que se organizó, lo que echo de menos es que no se aprovechara esa ocasión para hacer una reflexión sobre todo lo que ha funcionado bien y mal en el Estado de las Autonomías, era el momento de hacerlo. Hay cosas que han funcionado bien y otras lo han hecho rematadamente mal, como es el caso de la educación, que es un fracaso completo en España, y es una competencia transferida a las comunidades. No siempre la descentralización es buena.
También estamos advirtiendo que es un Estado de despilfarro, que no tiene control de sus cuentas y que ahora, con la crisis, tiene dificultades para poner firmes a las comunidades autónomas. Nosotros denunciamos eso desde UPyD, no para volver a un modelo centralista, sino para que el Estado tenga los instrumentos suficientes para garantizar la cohesión territorial y la igualdad de todos los ciudadanos.