La jornada en el Instituto Josep Miquel Guàrdia de Alaior comenzó ayer temprano. A partir de las 8 horas estudiantes de toda la Isla se agolpaban en el patio del centro educativo, apuntes en mano y con los nervios a flor de piel. Era el momento de plantar cara a la temida selectividad, una prueba a la que se presentan este año 291 alumnos menorquines.
Los estudiantes se estrenaron con un comentario de texto de Lengua y Literatura y, tras el primer ejercicio, los nervios se calmaron. "El primer examen es siempre el más difícil", comentaba ayer el jefe de la expedición de las pruebas de selectividad de la Universitat de les Illes Balears (UIB), Miquel Roca.
A media mañana, los alumnos comentaban, comparaban y repasaban posibles fallos pero los ánimos se habían templado.
Los exámenes, que se retrasaron un día con motivo de la huelga del sector público, se prolongarán hasta mañana, mientras que los resultados no se publicarán hasta finales de la próxima semana, tal y como indicó Roca.
Más matriculados
El vicerrector de Estudiantes y Campus de la UIB, Cels García, destacó ayer el incremento de alumnos matriculados en las pruebas de acceso a la universidad, especialmente significativo en Menorca. A nivel balear, 3.259 alumnos realizarán las pruebas, un 9,3 por ciento más que en la convocatoria del mes de junio de 2009. En Menorca, el incremento de estudiantes alcanza el 24,3 por ciento, por lo que ha sido necesario habilitar un aula del Colegio La Salle para dar cabida a todos los alumnos. En este sentido, Roca achacó el aumento de matriculados a la difícil situación económica: "Mientras que algunos estudiantes decidían ponerse a trabajar tras finalizar el Bachillerato, ahora prefieren hacer la selectividad teniendo en cuenta las dificultades de acceso al mercado laboral".
Asimismo, García subrayó el alto porcentaje de mujeres que se presentan a las pruebas, una cifra que en la Isla llega al 64 por ciento, la proporción más elevada de Balears.
Nuevo modelo
La principal novedad de este año es la entrada en vigor de un nuevo modelo, motivado por la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior. En este sentido, los exámenes se dividen en una fase obligatoria de cinco ejercicios y una fase específica, de carácter voluntario. "Se trata de un modelo flexible y abierto que permitirá a los estudiantes subir nota para acceder a los estudios que deseen", indicó el vicerrector de Estudiantes y Campus de la UIB.
El profesor de Filosofía del Instituto Josep María Quadrado de Ciutadella, Nito Ferrer, valoró positivamente el cambio de estructura de las pruebas y señaló que "todos los alumnos tienen mucha información y saben a lo que atenerse". Asimismo, señaló que la mayoría de los estudiantes han optado por presentarse a un mínimo de un ejercicio de la fase específica a pesar de no necesitar una nota excesivamente alta para matricularse en el grado y la universidad deseada. "Si se diera el caso de que un alumno suspendiera la prueba obligatoria de la asignatura propia de modalidad, tendrá la oportunidad de mejorar su nota de acceso cambiando la calificación del examen voluntario por la del obligatorio", explicó.