Tanto la Asociación de Artesanos, Comerciantes y Restauradores del Puerto de Maó como numerosos vecinos han emitido quejas debido al botellón que se viene realizando los últimos días en la Estación Marítima. Según algunos trabajadores de la zona, la concentración de jóvenes comienza a eso de las 12 de la noche y puede durar hasta las 7 de la mañana, con los consiguientes actos incívicos que pueden producirse tras el consumo excesivo de alcohol, como destrozos en el mobiliario urbano o basura desperdigada por las aceras o en la entrada de algunos locales. Precisamente por estos motivos y porque los negocios se ven afectados por el escaso gasto que la clientela realiza en ellos, la citada asociación ha decidido poner estos hechos en conocimiento de la Administración del Estado y de Autoridad Portuaria, con el fin de que se dé fin a este tipo de concentraciones. Federico Cardona, presidente de la entidad, explica que es consciente de que los precios de las bebidas en los locales pueden resultar caros, pero que "no es una excusa para beber y montar jaleo en la calle". Cardona considera que los botellones ofrecen una imagen muy negativa tanto a residentes como turistas y que "es inadmisible que tenga que haber coches con las puertas abiertas y música a todo volumen que no permita conciliar el sueño a los vecinos".
Por su parte, el director insular de la Administración del Estado, Javier Tejero, asegura que ha remitido las quejas de la asociación a la Policía Local y Portuaria, pero que es un tema que deberán tratar en Junta de Seguridad. Tejero afirma que el fenómeno botellón no es nuevo y que posee causas y soluciones complejas. "Lo que más problema crea es lo que queda después, y eso tiene que ver básicamente con el civismo" explica Tejero. En lo que hace referencia a presencia policial, el teniente de alcalde de Seguridad Ciudadana, Mateu Llabrés, ha comentado que la ordenanza actual prohíbe beber en la calle ,pero que se deben estudiar las circunstancias, "la Policía siempre acude, pero actúa según vea. También habría que analizar los motivos por los que se da el botellón". Según Llabrés, este año hay menos denuncias que el verano pasado.