Paréntesis en la cotidianidad, la festividad de los Santos Ángeles Custodios se celebró en Ciutadella con el natural orgullo que provoca que dos compañeros sean recompensados por un trabajo que tiene mucho de vocación de servicio.
Los miembros del Cuerpo Nacional de Policía, acompañados por una representación de sus colegas de la Guardia Civil, comenzaron la fiesta a los pies de un altar adornado para la ocasión por una bandera de España y una imagen de los patronos.
En la Eucaristía presidida por Antoni Sintes Anglada se puso de relieve el valor de la labor desempeñada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, un valor que también fue destacado por el Comisario Jefe, Antonio Prado, en la lectura del mensaje enviado por el director insular de la Administración General del Estado, Javier Tejero, ausente por participar en el acto que con motivo del mismo Día de la Policía se estaba desarrollando en esos momentos en Maó. "Confiad en la Policía y confiad en sus mandos", concluía la misiva, repleta de ánimo y optimismo.
Tras la misa, la fiesta se trasladó al puerto, a Can Manolo, donde se leyó el mensaje de Tejero y Prado expresó su satisfacción por la implicación y los resultados obtenidos por la comisaría ciutadellenca. Prueba de ambos fue la entrega de las condecoraciones que se sucedió a continuación, sin duda el momento más emotivo del acto, aunque se desarrollará con la contención propia del que asiste a un reconocimiento merecido, pero íntimamente implícito en su día a día.
Dos fueron los agentes condecorados con la Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco, el inspector Luis Arbalejo, bien conocido en Ciutadella, donde ha desarrollado 25 de sus 30 años de servicio, un subinspector, que prefería mantener el anonimato, aunque en el transcurso del acto no dudase en fotografiarse con sus compañeros y expresar unas palabras de agradecimiento a quienes le habían acompañado en su paso por el Cuerpo y, especialmente, "a mi mujer e hijo, que me esperan en casa pacientemente y a veces llegó tarde".
Menos locuaz pero igualmente contento se mostraba el inspector, quien junto con su compañero, acapararon toda la atención en el aperitivo que se sirvió a continuación. Como satisfecho se mostraba su superior. Prado confesaba que no sabría qué pedir a sus patronos. "Tras unos años de indecisión sobre la conveniencia de mantener la comisaría de Ciutadella, se ha avanzado en su dotación y desempeña ahora un valioso trabajo", explicó.