La madre del menor hallado muerto en el interior de una maleta en Binidalí (Maó), Mónica J.F., ha confesado a la Policía que mató a su hijo ahogándolo en la bañera al sentirse "angustiada" y "estresada" por diferentes causas, según ha informado en rueda de prensa el jefe superior de la Policía Nacional, Bartolomé Campaner, que ha señalado el 10 de julio de 2008 como la fecha aproximada de la muerte del menor, que en ese momento tenía nueve años.
La mujer, de 30 años y nacida en Galicia pero residente en Maó, fue detenida el pasado viernes como sospechosa de un delito de homicidio doloso por el presunto homicidio de su hijo. En un primer momento, la mujer declaró que se encontró a su vástago muerto y que, por miedo, dado que se encontraba soltera, decidió no contárselo a nadie y esconderlo en una maleta, junto a enseres personales del menor, como ropa, juguetes, revistas y cromos.
La detenida ha pasado este lunes a disposición judicial, con el fin de ser interrogada por el magistrado del Juzgado de Instrucción número 2 de Maó, que ha decretado el secreto del sumario, según ha informado a Europa Press el delegado insular del Gobierno en Menorca, Javier Tejero.
La madre ha relatado a la Policía que tuvo a su hijo soltera en A Coruña, donde residía hasta que comenzó a mantener una relación a través de una red social de internet con un hombre que vivía en Maó a finales de 2007. Es por ello que, en marzo de 2008 decidió trasladarse a Menorca y dejó al niño con el padre biológico. Al parecer, pasado un tiempo se arrepintió de su decisión y viajó a Galicia para retirarle el niño al padre y dejarlo con los abuelos maternos.
No obstante, los abuelos consideraron que el niño debía estar con su madre y lo enviaron a Menorca para vivir con ella el 1 de julio de 2008. Mónica J.F. en ningún momento había contado a su pareja que tenía un hijo e, incluso, llegó a decirle que sus padres habían muerto. Es por ello que, cuando llegó el menor a la isla, dijo a su novio que era su sobrino y que tan sólo iba a quedarse diez días con ellos. La Policía piensa que, una vez transcurrido ese periodo, es cuando tuvo lugar el fatal desenlace.
La portavoz de la Policía, Janka Jurkiewicz, ha explicado que, tras ahogar al menor en la bañera, la madre introdujo el cuerpo en una maleta de grandes dimensiones (80x60 centímetros) junto a diversos efectos personales como ropa, cómics, un reloj y un estuche.Más tarde llevó la maleta en su coche y la abandonó en la zona de Binidalí. Después le dijo a su pareja que el niño, César J.F, había regresado a Galicia. Cabe señalar que el cuerpo no fue descuartizado, tal y como se apuntado en un primer momento.
La Policía ha resuelto el asesinato gracias a los enseres del niño que fueron encontrados dentro de la maleta, que apareció el pasado martes. La portavoz ha señalado que entre los efectos personales se encontró un cómic manga (Naruto, número 28), que gracias a la colaboración de la editorial Glenat se pudo saber que no podía haber sido vendido antes de 2007. Asimismo, había un estuche de colores que tenía inscrito, bajo una de una de las gomas, el nombre Cesar J.F., si bien los objetos estaban muy deteriorados y la letra no se apreciaba.
Jurkiewicz ha indicado que el Grupo de Homicidios introdujo estos datos, junto a la edad aproximada del niño (fijada entre 9 y 13 años y que en la búsqueda se amplió a un rango de entre 8 y 14 años) para comprobar si existía alguna denuncia de un menor desaparecido con estas iniciales y esa edad en España o el extranjero.
Al ver que no había ninguna correspondencia, la Policía descubrió que había un menor natural de Noia (A Coruña) que se ajustaba a esta descripción y que no había renovado el DNI. Los agentes se pusieron en contacto con los abuelos maternos, quienes dijeron que el niño se encontraba en Menorca con su madre. No obstante, al hablar con la madre, ésta declaró que el hijo estaba en Galicia con sus padre y abuelos del niño abuelos. Ésta incoherencia fue el detonante que llevó a la Policía a detener a Mónica J.F. el pasado viernes.
Ante las evidencias e indicios que relacionaban a la madre con el presunto crimen, ésta confesó finalmente y se declaró autora de los hechos.
La Policía ha apuntado que, tras el asesinato, la madre fingió a través de internet que el niño estaba vivo e, incluso, llegó a decir a sus allegado que había hecho la primera comunión en noviembre de 2008.
Al parecer, la mujer no mantenía contacto con la familia de Galicia, quienes habían mandado en alguna ocasión regalos para el niño. Los abuelos no sospecharon en ningún momento lo que había pasado al pensar que no tenían noticias suyas debido a las malas relaciones que tenían con la madre.
En el colegio del menor, en Galicia, tampoco se sospechó nada porque se había realizado un traslado del expediente escolar a finales del curso de 2008 por cambio de residencia.
La Policía ha indicado que la madre no tiene antecedentes de problemas psiquiátricos. En estos momentos mantenía una relación estable con el mismo hombre con el que estaba cuando se produjeron los hechos. La mujer, que había trabajado como vigilante en el aeropuerto de Maó, estaba en estos momentos en paro.
La Policía cree que se trata de un asesinato premeditado, ya que la madre dijo a su pareja que el niño tan sólo iba a quedarse en Menorca diez días y después lo mató. Asimismo, descartan que el novio pudiera haber sido cómplice de los hechos.