Una de los voces más interesantes del panorama musical internacional, el tenor italiano Roberto Aronica, se transformará esta noche en Riccardo, un conde que deberá luchar entre el amor pasional que le ofrece Amelia y la estima hacia su mejor amigo Renato. Aronica estudió canto con uno de los tenores más admirados, Carlo Bergonzi, en Parma y más tarde en la Accademia Chigiana de Siena. Es en 1992 cuando Aronica debuta en el mundo operístico en el papel del Duque de "Rigoletto" en el Teatro Municipal de Santiago de Chile.
Riccardo es uno de los personajes centrales de la ópera verdiana. Un conde carismático, enamorado y fiel que finalmente muere por amor. ¿Qué significa para usted encarnar a este personaje?
"Un ballo in maschera" es mi obra preferida. Es mi personaje favorito, sólo decirte que mi hijo se llama Riccardo. Es de los roles más bellos y que todo tenor anhela interpretar porque tiene pinceladas de amor, de guerra y de gran fidelidad.
Riccardo sufre una lucha continua entre el amor pasional y la fidelidad hacia su mejor amigo.
Así es. Al principio no es un personaje que caiga bien porque parece que se va con la mujer de su mejor amigo pero al final la historia cambia. Prefiere olvidarse de su amor y enviar a la pareja a otro continente. Para mí es un amor platónico, un amor como el de Dante y Beatrice.
Y vocalmente, ¿cómo definiría este papel?
Es un personaje difícil, con muchos matices. No es tan ligero como en "Traviatta" o "Rigoletto" pero tampoco tan pesado como Aída o Ernani.
Así como reza el título de la obra, las máscaras están presentes en casi toda la trama y Riccardo protagoniza varias escenas donde el rostro está cubierto. ¿Qué significado tiene?
Al principio es el conde a quien todo el mundo respeta. Luego se viste de pescador para esconderse, para ser uno más del pueblo, para no ser descubierto por la hechicera. Para él es un juego pero al final, todo cuanto le anuncia la bruja se convierte en realidad. El conde se pone la máscara de una persona limpia, fiel, que lo hace todo por amistad. Y así es. Ya en el final, ante la muerte de Riccardo, el coro dice que tiene un corazón grande y generoso.
¿Cómo ha ido la puesta en escena. el trabajo con los compañeros de reparto, el espacio escénico?
Todo ha ido perfecto. El Principal es como una bombonera. Para mí no es fácil cantar en pequeños teatros porque aunque hayamos cantado en grandes coliseos, poder ver la cara del público es como estar desnudo ante la gente.
¿Qué supone para usted la ópera?
Al principio la ópera me aburría. Luego, cuando empecé a estudiar, se convirtió en un amor grande. Además, eres un esclavo de tu voz. Es una vida maravillosa pero a su vez de grandes dificultades.
¿Qué espera de la puesta en escena en Menorca?
Que sea todo un éxito porque lo más gratificante para un cantante es que el público se divierta, aplauda y se entregue a la historia.