Definitivamente, el fumar se va acabar, al menos como hasta ahora. El Senado dio al traste el pasado lunes con cualquier posibilidad de aplicar una moratoria para retrasar el inicio de la aplicación de la nueva ley antitabaco hasta el próximo mes de julio. Así, el Gobierno central seguirá con los planes iniciales, y pese a la petición de una parte del sector de la hostelería, la norma se aplicará, presumiblemente, en su versión más restrictiva, a partir del próximo 2 de enero. Eso sí, se ha dejado una puerta abierta a que haya espacios con humo en casinos, bingos y salas de fiesta y a pagar indemnizaciones a los hosteleros que invirtieron en reformas en la primera fase de la ley, aunque todo apunta a que ambas iniciativas serán tumbadas la próxima semana en el Congreso.
El caso menorquín
En Menorca, Daniel González Mora, presidente de Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías de PIME, uno de los sectores que a priori van a sufrir más, sostiene que en cuanto a las empresas los socios no han adoptado un posicionamiento, pese a que en el conjunto de España algunas patronales hablan de una pérdida masiva de puestos de trabajo. Sin embargo, a título personal, apoya por un lado "el lado positivo" de la ley, y es que por primera vez "se piensa en el bienestar de los trabajadores del sector", casi siempre en el olvido. En ese sentido, cabe hacer referencia a un informe hecho público por los sindicatos UGT y CCOO que pone de manifiesto que casi la mitad de los trabajadores de negocios de hostelería en los que está permitido fumar presentan síntomas de enfermedades respiratorias. Por otra parte, la misma fuente puntualiza que ese porcentaje se reduce hasta el 30 en los establecimientos donde no se fuma.
González Mora reconoce que, al menos en una primera fase, la ley reducirá los beneficios económicos, aunque confía en que con el paso del tiempo todo "tienda a regularizarse". En términos de negocio, el presidente de la Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías, defiende por encima de todo la aplicación de la ley en un contexto de igualdad para todo el mundo "y en el que no se fomente la competencia desleal".
"Cuestión de tiempo"
Para finalizar, González Mora considera que todo es una "cuestión de tiempo" ya que, según recuerda, a todo el mundo le parecía muy extraño cuando se prohibió fumar en autobuses y aviones "y ahora resulta impensable que en su día se permitiera".
Sin embargo, hay hosteleros para los que nada, o poco, cambiará el próximo 2 de enero. Ese es el caso de la cafetería Ses Persianes, en una céntrica plaza de Ciutadella, que fue uno de los pocos negocios que ya se acogió a la prohibición de fumar en 2006. Su responsable, Joan Febrer, sostiene que su decisión "fue positiva" y confiesa que estaba cansado de llevar veinte años "tragando el humo de los demás", cuando ni él ni sus empleados eran fumadores activos. Reconoce también que perdió clientes fumadores, pero también ganó otros que valoran positivamente la posibilidad de disfrutar de un espacio sin humos. El hostelero se muestra "orgulloso" de la decisión que tomó y señala que a parte de la salud, hay otros factores positivos a tener en cuenta "como el ahorro en mantenimiento. Ya no es necesario pintar como antes y todo huele mejor".
"Bueno para todos"
En la cafetería Oar, una de las más grandes del municipio, en 2006, lejos de sumarse a la prohibición se vieron obligados a realizar una inversión para habilitar un espacio sin humo. Sin embargo, basta echar un vistazo a las instalaciones para darse cuenta de que la gran mayoría de las personas toman sus consumiciones en la zona de fumadores. No obstante, el gerente del negocio, Tomàs Ametller, se muestra a favor de la restrictiva ley, "buena para la salud de todos, empleados y clientes", subraya.
"Incongruencias"
El texto de la ley contiene algunas incongruencias que para algunos no pasan desapercibidas. Christian Larrea, que es comercial de una marca de cigarrillos rubios en Balears, reconoce que mientras por una parte el gobierno prohíbe el consumo de cigarrillos en los negocios de hostelería, seguirá ofreciendo a estos la posibilidad de comercializarlos a través de las máquinas expendedoras. Pero más allá de ese factor, le parece más "chocante" aún que se vuelva a permitir su comercialización en gasolineras, después de que se prohibiera en la primera etapa de la ley, y en papelerías. ¿Cómo afectará eso a los estancos? A su juicio no se notará, ya que todos los negocios tienen que pasar por sus establecimientos para reponer las máquinas de tabaco.