Ésta es, sin duda, una manera singular de asistir a una obra de teatro y encima tiene varios puntos a su favor: que sólo se pide un donativo al final de la representación, que la cercanía con los actores no puede ser mayor, y que el público se siente como en casa.
El año pasado, el grupo teatral La Clota tenía en mente un proyecto que no salió adelante por diversas circunstancias, sobre todo, económicas. "Tuvimos que pensar cómo podíamos darle salida hasta que llegamos a la conclusión de que la obra se podría representar en los domicilios que lo solicitasen", explica el director, Pitus Fernández.
Y así ha sido. Ayer por la tarde, el interior de la casa de Águeda Saura y Luis Gomila acogía esta iniciativa por primera vez. Los seis actores actuaron a un metro y medio de 35 personas escenificando una pieza que contiene tres historias del poeta Jean Cocteau propias de los años 20 y 30, de gran belleza literaria, ambientadas en un bar de Marsella y que ponen de relieve las tragedias ocultas y las ilusiones de diferentes personajes. "Es una interpretación con las emociones a flor de piel y en la que el único hilo que une a los individuos es el camarero", dice Fernández.
La Clota tiene intención de llevar esta obra, cuyo título es "Íntims", a todo aquel domicilio que se preste y que tenga espacio para, mínimo, unas veinte personas. "Por ahora, ya se han apuntado ocho viviendas de Maó. La idea sería poder hacerlo también en patios o jardines en verano", concluye.