Una herencia puede dar un vuelco a la realidad de cada verano en Macarella, cuando muchos bañistas optan por pagar para dejar su coche más cerca de la playa antes que aparcar gratuitamente en el aparcamiento público más alejado de la cala. Los herederos de las fincas de Santa Anna y Torralba tienen que hacer frente a los impuestos que genera el legado recibido de Margarita Bagur.
Tal como ya pasó con la mediática herencia de Juan Ignacio Balada, estos impuestos pueden mermar mucho el legado, y en el caso de bienes materiales, a veces se reciben terrenos pero no dinero suficiente como para hacer frente al tributo, que se calcula en relación al valor de los bienes heredados.
En el caso de los propietarios de Santa Anna y Torralba, en su día ofrecieron pagar los impuestos correspondientes a la herencia a través de la cesión del camino privado que comunica con la playa de Macarella. Así lo asegura el conseller de Ordenación del Territorio Joan Marquès, quien espera que el Ejecutivo autonómico tome una decisión al respecto.
El Govern debería calcular si la cesión de estos terrenos es suficiente pago, y también debe decidir si acepta cobrar estos impuestos mediante terrenos.
Si el Govern se hiciera con el camino que pasa por estas dos fincas, quedaría un tercer tramo por conseguir, el que pasa por Alparico, propiedad de un millonario ruso. Según Joan Marquès, en este caso "también hay disponibilidad para llegar a acuerdos". Sea como sea, si finalmente el Govern se hiciera con el camino a Macarella, desde el Consell ya piensan en habilitar un vehículo (seguramente eléctrico, al estilo del que se pretendía poner en marcha en Cala Mitjana) que permita acercar hasta la playa a los bañistas que aparcan en el aparcamiento público. Porque, asegura Joan Marquès, el otro aparcamiento, el privado, "tiene vocación de llegar a extinguirse".
El conseller ratifica que la actividad que se desarrolla en un área protegida es irregular, pero interpelado sobre las medidas que se van a tomar para cerrar esta actividad, Marquès no concreta, sino que apunta que existen diferentes frentes, "como estudiar si está regularizado fiscalmente, si tiene concedida o no una licencia de actividades...".
Misión cumplida
De todos modos, el conseller cree que el Consell ha cumplido con su misión prioritaria, que era garantizar el acceso público, gratuito y a cualquier hora a las playas de Menorca, cosa que se ha conseguido en las del sur de Ciutadella y también en La Vall, recuerda el conseller.
"Ahora, quien paga por ir a la playa es porque quiere, porque a los ciudadanos nos ha costado un dinero solucionar estos temas, puesto que hemos tenido que hacer expropiaciones y arreglos de caminos desde que en el año 2006 se decidió hacer frente a esta realidad", comenta el conseller. Ahora solamente falte, entiende Marquès, que con los años se cambie la mentalidad, y que caminar para ir a la playa se convierta en costumbre.