No fue una gala al uso. Manolo Escobar se presentó anoche al público menorquín que acudió al Teatre Principal de Maó sin una gran orquesta, sin aditivos, sin arreglos, sin cuerpos de baile ni palmeros, solo con su inagotable voz acompañado al piano por Guillermo Marín y la palabra de Marc Rosich. Tras 49 nueve años en el mundo del espectáculo, el artista almeriense sigue estando al pie del cañón con su nueva gira "De Manolo a Escobar", bajo la dirección de Xavier Albertí.
Ni el tumor de colon, ni las operaciones a corazón abierto pueden con él y el público respondió con agradecimiento, entusiasmo y una gran entrada llenando casi el aforo del Principal (unos 700 espectadores). Los olés y el doblar de palmas acompañaron este espectáculo eminentemente teatral e intimista, donde el mismo Manolo en persona fue desgranando los temas más significativos de su carrera. "De Manolo a Escobar" es un emotivo repaso a su vida –desde su debut en Córdoba– y lo que ha significado su icono para miles de personas, como las que ayer le acompañaron venidas de todos los pueblos de Menorca y que en algunos casos, era la primera vez que asistían a un espectáculo en el Principal.
"Soy Manolo y soy Escobar, pero me gusta sobre todo ser Manolo, un español que canta y que según cuentan lo hace bien", dijo el artista, quien calificó de "locura", la aventura que ha emprendido a sus 80 años con este espectáculo. La quintaesencia de la copla, del pasodoble, del bolero y de la rumba dejó su magnetismo con temas de ayer y de hoy que rejuvenecieron durante una hora y 40 minutos recuerdos e imágenes grabadas en las retinas de muchos con "Ni se compra, ni se vende", el pasodoble "Te quiero", "El porompompero"; "La morena de mi copla"; "La minifalda"; "Mi pequeña flor (Vanessa); "Moderno pero español" y "Viva España", entre otros temas, para cerrar con el inevitable sello de la casa "Mi carro".