El físico Peter Barlow (Leicester, Reino Unido, 1951) mantiene su confianza en la energía nuclear, pese a la amenaza que se cierne sobre Japón tras la tragedia del terremoto y el tsunami, aunque siempre extremando la seguridad "que debe ser revisada cada diez años" y la calidad de la ingeniería y de los técnicos que controlan las plantas. "No creo que debamos renunciar a este tipo de energía, aunque se trata de una decisión política, si la gente la rechaza. Yo sólo hacía mi trabajo", aseguró ayer este británico retirado desde 2001 en Menorca.
Su trabajo, al que dedicó 25 años y para el que aún es requerido en ocasiones puntuales -en 2010 durante seis meses participó en un proyecto europeo sobre energía atómica en Rumanía-, fue precisamente el diseño y la elaboración de planes de seguridad para la red de centrales nucleares del Reino Unido.
Ahora Barlow sigue al segundo las inquietantes noticias que llegan de la central de Fukushima, en Japón, mientras en los medios de todo el mundo se habla en términos apocalípticos y surge la inevitable comparación con el desastre de Chernóbil, en la antigua Unión Soviética, ocurrido en 1986.
¿Considera correcto equiparar ambos desastres nucleares?
No, no es comparable, en Chernóbil el reactor explotó y no hubo manera de controlar la fuga de radiactividad, mientras que en Japón, si se consigue mantener intacta la vasija protectora de los reactores, los problemas irán mejorando. Además, en Chernóbil el accidente lo provocaron ellos mismos, al experimentar con los sistemas de seguridad (se simuló un corte de suministro eléctrico), y en Fukushima fue causado por el tsunami, no el terremoto, porque una hora después del seísmo los sistemas funcionaban correctamente.
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