A todos nos ha pasado aquello de que un familiar o amigo nos recomiende algún medicamento que le ha funcionado estupendamente.
Por suerte, y según coinciden buena parte de los farmacéuticos isleños, la tendencia a ingerir medicinas por recomendación de algún conocido va desapareciendo aunque un alto porcentaje de la población continúa recurriendo a la farmacia antes que a pedir cita con el doctor de cabecera.
"Normalmente, los más solicitados son los antigripales. Los ciudadanos suelen tener bastante confianza con el farmacéutico a la hora de pedir consejo y nosotros podemos ayudarles hasta cierto punto. La queja habitual es que les dan cita con el médico bastante tarde", explican desde la farmacia Roselló Riera.
"Tomar ciertas medicinas no puede considerarse como automedicación. Si se pide alivio para un resfriado, un dolor de garganta o muscular, no hay problema. El médico incluso puede agradecer que no se vaya para según qué problemas leves. Está claro que no podemos dar antibióticos o fármacos más fuertes. Ahora la gente está mucho más concienciada, sobre todo la de aquí. Los extranjeros nos piden mucho antibiótico, que en ocasiones no toman como toca", aseguran desde la farmacia Plaza Nova.
Sin embargo, Jordi Guerrero, jefe de Medicina Interna del Hospital Mateu Orfila, alerta del uso de cualquier medicamento. "La función de un médico es, entre otras, la de administrar medicinas. Las farmacias pueden resolver casos concretos pero no es su labor. No se puede quitar importancia a un fármaco porque todos pueden tener efectos indeseables. Tendemos a etiquetar como benignos ciertos medicamentos cuando un ibuprofeno o una aspirina pueden resultar peligrosos para según qué casos", apunta Guerrero, quien añade que, aunque la tendencia a tomar medicinas recomendadas va desapareciendo, la mayoría de personas continúa medicándose bajo el pensamiento de "esto se parece a lo que tuve la otra vez".
Desde la farmacia Juan Palmer afirman que combatir la automedicación es un trabajo de médicos y sanitarios que cuesta mucho. "No podemos saturar el sistema sanitario, La gente viene a la farmacia por comodidad, confianza y por rapidez, ya que hoy en día lo queremos todo en el momento. Algunos clientes insisten en comprar medicamentos cuando lo que necesitan es ir al médico. A pesar de todo, vemos que los ciudadanos van entendiendo que no se lo pueden tomar a la ligera".