Tras varios meses de exilio forzoso a la vecina plaza de Francesc Netto, las pescaderas de Ciutadella regresaron ayer al lugar que les corresponde, al mercado de toda la vida, ese edificio histórico levantado a mediados del siglo XIX. No ha sido una etapa fácil, pero al final ha merecido la pena, reconocían ayer casi al unísono los responsables de los puestos. Y es que, según cuentan, hay razones para estarlo. Una ellas, y para muchos la más importante, es que el proyecto de restauración del edificio se ha ejecutado en un plazo inferior al previsto, después de que se hubiera puesto como fecha tope las fiestas de Sant Joan.
Ha sido un periodo "incómodo" señala Francisco Martí por la falta de espacio en la carpa provisional y las dificultades para mantener el género en condiciones óptimas: "el pescado se estropeaba mucho más", confiesa. La facturación también se ha resentido, añade Tònia Pons, quien no obstante se alegra al menos de que las obras se hayan llevado a cabo durante la época que tradicionalmente menos caja se hace. Puestos a encontrar alguna pega, esta pescadera, al igual que muchos de sus colegas, hace referencia a que la iluminación es peor que la que había antes.
Según recuerda la concejala de Ferias y Mercados, Beatriz Lapiedra, la actuación ha consistido en la revisión de los tejados, incluidos los de las carnicerías, con la renovación de algunas tejas, labores de aislamiento técnico y pintura del forjado. Los 208.000 euros invertidos no han sido suficientes para instalar el sistema de aire acondicionado, aunque en ese sentido la concejala señala que se han dejado preparadas todas las tomas para realizar esa actuación cuando sea posible. El 60 por ciento de la inversión realizada ha sido subvencionada a través de ayudas del Govern.
Turismo
De esta forma, la Plaça del Mercat recupera para la actividad diaria su edificio más emblemático, que además es uno de los lugares más visitados por los turistas que se acercan hasta Ciutadella.