El desorden y el descontrol histórico a los que estaban acostumbrados los vecinos de los núcleos costeros de Cala Canutells y Es Grau, en Maó, en lo que se refiere al fondeo de embarcaciones ha dejado paso a una ordenación de la actividad náutica, si no imprescindible, sí necesaria.
Y de "necesidad real" hablan los vecinos de estas dos zonas costeras de Maó. Sobre ello, no hay duda planteada. El caos y el creciente fondeo de embarcaciones sin vínculo alguno con el núcleo llevan a los usuarios a hablar de imperativos. Y tampoco hay titubeo a la hora de felicitar a las asociaciones de amarristas el trabajo realizado. Y es que, muchos coinciden en apuntar que "a pesar de haber costado mucho dinero no hay duda alguna de que con una gestión externa, el proyecto hubiera sido impagable", asevera Victoriano, de Es Grau.
A pesar de ello, hay quien abre un debate paralelo en cuanto al acierto en la estructura elegida para la instalación de los fondeos y los amarres.
En el caso de Es Grau el proceso de organización de la cala comenzó a mediados de septiembre y fue en mayo de este año cuando los usuarios pudieron empezar a utilizar los fondeos o amarres adjudicados. "Las embarcaciones con un punto de atraque en la zona de 'Tamarindos' fondean en una profundidad inferior al metro de agua, van a tener problemas cuando baje el nivel del mar", asegura un vecino quien, a pesar de tener embarcación, declinó solicitar un amarre por no ver clara la distribución.
Una de las demandas más frecuentes entre estos usuarios es la colocación de las embarcaciones "en roda", según especifica Fernando, un vecino de la zona y con un punto de atraque. Propone a su vez la instalación de amarres en Cala en Vidrier, una zona que no ha sido autorizada por la existencia de praderas de posidonia.
Otro de los residentes de Es Grau añade a esta propuesta de colocación "en roda" que "con el sistema de sujeción actual es necesaria una mayor plataforma de agua por embarcación y, por tanto hay menos puntos de atraque de los que cabrían con la misma extensión ocupada". Este mismo vecino también se muestra crítico con la forma de adjudicación de los amarres aseverando que "llevo 40 años asociado al grupo de amarristas cuando algunos que sólo llevan tres han conseguido un punto de atraque mejor". Sin embrago, Maribel, propietaria de una caseta en Es Grau, se mostraba satisfecha por una medida que beneficia a los bañistas de la playa puesto que "nadar con una embarcación a tu vera no es agradable para nadie", indica. Y José, tilda de "perfecta" la iniciativa y el resultado conseguido. En Canutells ya han encontrado mote cariñoso para su playa. Y es el de "Ca na Groga", por el llamativo y repetitivo color de las boyas "que impacta", indican. Su situación no dista demasiado de la de Es Grau. El descontrol y anarquía de carácter histórico necesitaba un remiendo y la solución fue una reordenación de la actividad náutica que ya pudo ser utilizada durante el verano pasado. "El proyecto aplicado en Canutells habla de buen hacer porque está muy bien ideado", explica Antoni mientras hace los últimos retoques a su barca para poderla lanzar al mar. Además, asegura estar satisfecho con el amarre adjudicado puesto que "desde mi cueva, si me caigo no lo hago al mar, sino en mi barca". A pesar de ello, añade que "no podemos obviar que nos ha costado mucho dinero". Por su parte, Carlos, otro usuario, destaca la nueva y mejorada imagen del muelle tanto en belleza como en facilidad para acceder a las embarcaciones.
Pero, estas obras tampoco están exentas de críticas. Para Magdalena, "el primer día que puse los pies en la zona de Es Macaret tuve la sensación que nadaba en una piscina". Para esta vecina "esto ya no es Es Canutells" puesto que el vial de entrada y salida de embarcaciones limita la zona de baño. Y además, denuncia que los coches con carro para embarcación ocupan el aparcamiento público reduciendo en gran medida el número de plazas disponibles.
Por otra parte, Fernando opina que la rampa en Es Macaret ha sido ideada para aquellos que sacan la embarcación sólo para unas horas y se la vuelven a llevar "cuando quienes tenemos amarre estamos pagando por ello". Y respecto a la zona de amarres para las embarcaciones de menor eslora, "cuando baja el nivel del mar la quilla roza el suelo por lo que su salida es mucho más complicada", asevera.