"Nunca he llevado tanta gente a la Isla", comentó ayer Pep Prim, el barquero de la Illa del Rei mientras desembarcaba el pequeño muelle del islote una nueva remesa de viajeros, la mayoría de origen inglés, ávidos por recorrer las estancias del viejo hospital naval británico.
La jornada de puertas abiertas en conmemoración del 300 aniversario del recinto sanitario construido por el almirante Jennings en 1711 fue todo un éxito.
El asfixiante calor y el abrasador sol que reflejaban las concurridas y centelleantes aguas del puerto no fueron obstáculos. Abrumado, un tanto sorprendido y casi desbordado por el poder de convocatoria logrado, el general en la reserva y presidente de la Fundación Hospital de la Illa del Rei, Luís Alejandre, bromeó recordando que afortunadamente un acto así sólo se celebra cada trescientos años.
Nada más llegar al islote, los viajeros eran recibidos por el Grupo folklórico Castell de Sant Felipe con una demostración del "Ball des còssil". Voluntarios y visitantes se mezclaban poco después en las distintas salas rehabilitadas fruto del impagable trabajo de recuperación llevado a cabo por los Amics de la Illa del Rei desde 2004.
Los valores arquitectónicos, históricos y culturales del antiguo hospital renacen poco a poco de la desidia y el saqueo a cada paso. La última victoria ha sido la consagración de la capilla anglicana rehabilitada en parte gracias a la generosa donación de un ciudadano británico.
Nuevos logros
También luce más esbelta que nunca y libre de andamios la torre principal, reconstruida pieza a pieza, cual si fuera un gran y pesado puzzle, por Antoni Gomila, un voluntario más que, día a día junto con otros amics de la Illa, contribuye de forma desinteresada a rehabilitar el rico patrimonio menorquín.
La reconstruida sala de autopsias también llena de orgullo a estos "distinguidos ocupas de la Isla". En ella se encuentra además del instrumental al uso, varios libros editados en 1744 y 1749 "Muertes por epidemia en Menorca" escritos por George Glenghorn, el cirujano militar a quien está dedicada la sala. Las mesas para necropsias donadas por los Ayuntamientos de Es Mercadal y Alaior, son verdaderas joyas históricas.
Y otra que no tardará mucho en ser un referente de la Isla es la maqueta del acorazado Roma realizada al mínimo detalle por Mario Cappa. "Han sido cuatro años de empeño, no de trabajo", matiza este voluntario italiano dedicado en cuerpo y alma a recordar a sus compatriotas fallecidos en la sala Memorial Acorazado Roma de la Illa del Rei.
El buque italiano fue botado en 1942 y hundido por el ejército alemán apenas unas horas después de firmarse el armisticio en 1943. El trágico suceso dejó 1.395 víctimas y 620 supervivientes, relata Cappa mientras explica algunos pormenores de la II la Guerra Mundial y las dificultades para encontrar los materiales y los planos necesarios con los que reconstruir el malogrado buque. La maqueta del histórico acorazado ahora de madera y latón dejó los astilleros del sótano de Cappa y desde hace días está atracada en la Isla para el disfrute de todos.
La Illa también recibió ayer una visita ilustre, la del embajador británico en España, Giles Paxman, acompañado por el agregado de defensa, el capitán de navío Frederik Price (de madre mallorquina). "Todo es impresionante, hay que pensar que en la capilla anglicana hasta hace nada no había ni paredes", comentó el embajador maravillado por los trabajos de reconstrucción realizado por los voluntarios.
Busto de Jenings
Paxman depositó una corona de amapolas en recuerdo a los caídos por Gran Bretaña y descubrió la placa y el busto dedicado al almirante británico John Jenings, aunque la inauguración oficial tendrá lugar hoy con la presencia del jefe del Estado Mayor del Ejército el general Fulgencio Coll Bucher y una amplia representación de autoridades.