Visitar un submarino no es algo que se pueda realizar muy a menudo. Por ello, la llegada a la Estación Naval del sumergible "Galerna S-71" y la apertura de sus escotillas motivó la visita de gran número de personas -unas 600, según la previsión de los responsables del buque- quienes pudieron dejarse llevar por la peculiaridad de sus características.
Se trata del primer submarino de una serie de cuatro unidades construidas en Cartagena y entregado a la Armada Española en el 1983. Tras varias misiones, se encuentra ya en el fin de su ciclo operativo.
Con una autonomía de hasta 45 días con sistema de snorkel para poder refrigerar la atmósfera sin necesidad de subir a la superficie, este submarino cuenta con una eslora de 67,57 metros y una manga de 6,8 metros. Consta de cuatro tubos lanzatorpedos de armamento y una plantilla original de 60 tripulantes aunque en la Isla se hayan desplazado 53. A su vez, la cota máxima a la que puede sumergirse supera los 200 metros.
Sin duda, los visitantes quedaron impactados e impresionados con la estrechez de sus compartimentos y la austeridad de los mismos. Y es que aunque cuente con unos 120 metros útiles para vivir, su distribución entorno a un pasillo de habitabilidad de medio metro conlleva una espectacular angostura por la que se desplaza la tripulación.
Las literas son extremadamente pequeñas y la gran mayoría se encuentran en la cámara de torpedos. Tan sólo cuenta con una ducha y dos baños para toda la dotación. El cerebro del barco, es decir, la central de mandos para combate y navegación es sin duda "la zona más apreciada y atrayente de toda la plantilla", asegura el alférez de navío Marcial Gamboa de tan sólo 26 años.
Explica que "los reducidos espacios y la carente intimidad, símbolos de la confidencialidad y la discreción que definen a todo submarino, hacen complicada la estancia en el mismo pero la vocación se antepone a todo tipo de dificultades".
Asegura que la vida de cámara, el momento de compartir con los compañeros un rato de cartas o de dominó, es mucho más fuerte que en cualquier otro navío puesto que "lo último en lo que piensas es hacer más complicada la vida de tus compañeros", recalca.
Para Gamboa, "el submarino forja el carácter y crea un modelo concreto de ser humano". Aún así, no duda en afirmar que la reducida comunicación con la familia "es lo que peor llevo". Y confiesa que todo submarinista está más cómodo en inmersión que en superficie puesto que "no notamos la humedad, estamos más frescos y no sufrimos las inclemencias del tiempo".
El submarino se puede visitar hoy en la Estación Naval de 10 a 13 horas. Su salida está prevista a las 19 horas en dirección a Cartagena.