La noticia de que el Govern no tiene dinero para pagar las ayudas del Proagro a los ganaderos menorquines, así como otras de las subvenciones comprometidas por el Ejecutivo de Antich, han sido recibidas por el sector como un jarro de agua fría.
El secretario general de Unió de Pagesos, Manel Martí, afirmó ayer no entender la postura adoptada por el conseller balear de Agricultura, Gabriel Company, en la reunión que mantuvo este lunes con las organizaciones agrarias de la Isla. "Nos encontramos con una negativa casi al cien por cien de las ayudas porque dice que no hay dinero. Es una situación muy grave. Supongo que cuando estaba en la oposición sabría lo que estaba pasando", reflexionó. Martí aseveró que la ayudas del Proagro, a la mejora genética y a la cría y otras, están aún pendientes de pago, así como las del Contrato Agrario Reserva de la Biosfera (CARB) que abona el Consell. "Nos han dicho que las ayudas del CARB pendientes eran el presupuesto que tenía para todo lo que queda del año en Agricultura", explica contrariado. Al respecto, el portavoz de Unió de Pagesos cuenta que muchos de los trabajos realizados con cargo a esta ayuda (reconstrucción de "parets seques", poda de arbolado, aclarado de zonas emboscadas y siembra de pastos sostenibles) ya se han realizado y, por tanto, los payeses esperan cobrarlos a final de año. La convocatoria del CARB de 2011 ha recibido un total de 204 solicitudes de fincas que se han adherido a la agricultura sostenible. De ellas, 25 son nuevas, el resto son de renovación de contrato, cuya evolución ha sido de aumento desde su creación en 2005. El año pasado se concedieron a 179 fincas una subvención de 1,6 millones de euros, una cifra muy superior a los 262.455 euros de la primera convocatoria que se repartió entre 53 explotaciones. Martí relató que el Govern está pendiente de recibir unas ayudas del Gobierno que se conceden a todas las comunidades autónomas. "Todas tienen que estar de acuerdo y supongo que se pedirán estas ayudas", añadió confiado.
El responsable de AGRENA, Pau Bosch, se mostró muy pesimista. "Creo que ahora nos han dicho la verdad. Antes nos daban esperanzas aunque sabían que no había dinero", reflexionó. "Vivimos de las subvenciones porque los precios que se paga por la materia prima es tan bajo que la ayuda compensa las pérdidas. Ésta es la política europea", agregó. Bosch augura un cambio en el campo menorquín porque esta situación obligará a muchos a replantearse su futuro. "Todos hacemos lo mismo y no hay salida. Antes si tenías el CARB podías dedicarte a la agricultura ecológica, pero para ello también se necesita ayuda porque también es difícil vivir de ello. No está nada claro", concluyó