"Me gusta conocer los rincones de la tierra donde resido, no había podido acceder nunca al Lazareto y cuando vi la noticia en el periódico, fui a sacar las entradas de la oficina de información turística del puerto". Éstas eran las palabras del mahonés Isaac Olives minutos antes de subirse a la barcaza de Calasfonts que iba a trasladarle hasta el recinto histórico, hasta el momento cerrado al público y sólo visitable por funcionarios de Sanidad.
Las visitas guiadas a las instalaciones arrancaban por fin ayer casi cuatro meses después de que la ministra Leire Pajín rubricara el convenio con el Consell para abrirlo al público. La barcaza salió de Calasfonts con las 39 plazas vendidas (40 con el guía) y con mucha demanda de cara a las próximas visitas. "De momento hay muy buenas perspectivas", aseguraba el coordinador de las visitas de la Fundació Destí, David Vidal, quien asegura que "además de gran número de solicitudes por parte de isleños hay un interés visible del mercado nacional, hemos recibido llamadas procedentes de Madrid y Catalunya para reservar un tique puesto que no quieren abandonar la Isla sin haber visitado este recinto", resalta. En este sentido, la consellera de Turismo, Salomé Cabrera, constata que "la mayor demanda es de turismo español".
Unos minutos antes de desplazar a los primeros visitantes hasta el Lazareto, la barca trasladó a un sinfín de políticos. Entre ellos, el presidente del Consell, Santiago Tadeo; el director insular de la Administración General del Estado, Javier Tejero; la consellera de Turismo, Salomé Cabrera; la alcaldesa de Maó, Águeda Reynés; los diputados Alejandro Sanz, Asunción Fullana, Eulàlia Llufriu y José María Camps, así como la concejala del Ayuntamiento de Sant Lluís, Carmen Reynés, y el portavoz socialista, Marc Pons.
Cabrera recalcó la importancia de la firma del convenio con el Ministerio de Sanidad materializada por el anterior presidente del Consell a lo que añadió que "hemos actuado rápido para poder dar respuesta a las reiteradas peticiones de la ciudadanía". Aseveró que probablemente en agosto las visitas se ampliarán a un segundo día y que con casi total seguridad se hará una en domingo –la programada desde un principio– y otra a mitad de la semana, ya sea miércoles o jueves, para poder abrir el abanico de posibilidades a la gente que desee conocer un recinto tan emblemático como el Lazareto.
La llegada de los primeros visitantes cogió desprevenidos a quienes se encontraban en el solarium del recinto, cerca de la piscina, tomando el sol. Algunos, no dudaron en unirse al grupo para conocer la historia del lugar. Según anunció la administradora del Lazareto, Ana Isabel Muñoz, "el recinto está al completo".
Los afortunados en poder pasearse por tan hermético recinto fueron, en gran parte, turistas. Ingleses, bilbaínos, catalanes, argentinos y algún que otro menorquín. Éste es el caso de Sara Llufriu, una mahonesa aunque afincada en Barcelona. Es médico y antes de que se cerrara al público Llufriu tuvo la oportunidad de conocer las instalaciones. "Siempre he tenido el gusanillo de volver y cuando vi en el periódico esta reapertura no me lo pensé ni un momento, hace falta este tipo de implicaciones para que la sociedad conozca su cultura". Para esta médico, la visita resultó de lo más emocionante. No daba crédito a lo que estaba viendo cuando el guía José Saguar les invitó a conocer la sala que se convertirá en museo. "Hay un electrocardiograma muy antiguo además de recipientes de medicamentos que hoy en día ni existen", destacaba emocionada.
Por su parte, Antonia Pulido, una turista bilbaína, llegó al Aeropuerto, se acercó a la oficina de información y sacó las entradas. "Hace tres años que ya vinimos a Menorca e intentamos visitar el Lazareto, pero no fue posible" y añadía "lo que es del pueblo debe ser público y abierto a la sociedad".
Zulema Hidalgo es también médico. Procedente de Argentina, ha venido a visitar a su hermana quien vive en Son Vilar y al saber de estas visitas, decidieron conocer una parte de la historia médica menorquina.
El itinerario empezó en la puerta principal de las instalaciones, prosiguió por la Torre de los Secretos, el museo, la plaza del edificio de la hospedería, la capilla, la puertas de entrada para los visitantes y la torre central. Con una duración de una hora y media, Isaac Olives aseguraba que "me parece que diez euros no es nada caro cuando hay un traslado en barco y un guía turístico".
Cabe recordar que la próxima excursión será el domingo día 31 con salida desde el muelle de Calasfonts a las 18.15 horas.