El Centro Penitenciario Menorca quedó ayer oficialmente inaugurado a la espera de recibir los primeros internos, unos sesenta, que llegarán de forma progresiva a partir de finales de agosto y, presumiblemente, en tres tandas en función de cuestiones logísticas como la disponibilidad de plazas en los aviones desde Palma. El acto oficial de apertura de la cárcel, ubicada en la carretera de Sant Lluís, se realizó semanas después de que los funcionarios empezaran a trabajar en el recinto, veinte meses después del inicio de las obras y muchos años después de que se reivindicara por parte de colectivos como la Pastoral Penitenciaria.
La inauguración contó con la presencia de numerosas autoridades insulares: varios alcaldes, con Águeda Reynés como anfitriona, concejales, consellers y su presidente Santiago Tadeo, diputados autonómicos y estatales, el senador Arturo Bagur, entre otros.
También acudió una amplia representación del departamento estatal de Instituciones Penitenciarias, con la secretaria general Mercedes Gallizo a la cabeza. No faltaron profesionales de la justicia y colectivos como la propia Pastoral Penitenciaria, cuyos miembros mostraron satisfacción y ganas de que se disipen los recelos existentes.
En los parlamentos, el presidente de la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios, Ángel Martínez, se felicitó por el buen fin de un proyecto que "ha luchado contra muchos elementos, entre ellos la incomprensión" con el fin de evitar a las personas que cumplen una condena "la doble pesa que supone estar fuera de casa". Definió el edificio como muy singular y vaticinó que "va a ser la pieza angular de la arquitectura penitenciaria europea". Comentó que la construcción de la cárcel ha conllevado una inversión de 25 millones de euros, implicando a unas 50 empresas (37 locales) y ocupado a unos 300 trabajadores.
Gallizo señaló que la voluntad de Instituciones Penitenciarias ha sido crear un centro "más humano y transparente" para evitar "el desarraigo de los presos". La secretaria general alabó los esfuerzos solidarios de colectivos como Pastoral Penitenciaria, y reclamó a la sociedad insular que sea "comprensiva y colaboradora en una tarea que es de todos".
El acto de inauguración acabó con el descubrimiento de una placa, un aperitivo en el patio y una visita por las instalaciones.