La Menorca nítida e ilimitada llega a la galería Argos (Maó) de la mano de Àlex Prunés (Barcelona, 1974). El pintor catalán expone hasta el día 24 una veintena de obras inspiradas en la Isla. Una serie de infinitos horizontes abastecidos de la luz y la atmósfera intimista que caracterizan su trayectoria.
La clara influencia de Edward Hopper (Nyack, 22 de julio de 1882 - Nueva York, 25 de enero de 1968) se traduce en Prunés en una composición coherente repleta de arquitecturas. Realismo moderno que alza en el soporte de óleos sobre tela.
la idea del paso del tiempo
Prunés, licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona (1997), reconoce moverse en el dilema entre realidad y ficción. "La idea del paso del tiempo expresada sobre todo en los cambios de luz sobre las cosas y los sitios, la de la propia reflexión sobre lo que es imaginado y lo que es real o la del deseo del reposo".
El simbolismo del autor (casas, globos aerostáticos o miradores) invita a la contemplación. Con cada trazo, Prunés se reafirma en el pensamiento de que "la realidad que podemos conocer es sólo una pequeña parte de la que existe", y añade , "tenemos un tiempo y un espacio limitados para observarlas, pero al menos tenemos la libertad de dirigir nuestra mirada allá donde nos dicta nuestra voluntad y nuestros sentimientos, y podemos intentar no perdernos en lo que no es esencial y no nos conmueve".
La serenidad, a la que contribuyen sus estructuras y la tonalidad de sus cielos, deja entrever la causalidad existencial del hombre moderno.