La influencia del cine, que llevó a la actriz Natalie Portman a encarnar a una bailarina en la película "Cisne Negro" e introdujo a un gran público en la fascinación y la exigencia del mundo de la danza, podría explicar la enorme expectación y afluencia de público registradas anoche en el Teatre Principal de Maó, donde se agotaron las localidades para disfrutar de la representación de "El Lago de los Cisnes" de Tchaikovsky.
Pero esa sería una explicación muy simple, porque los aficionados al baile clásico, numerosos en Menorca, no podían dejar escapar la ocasión de ver sobre el escenario del Principal al Ballet de Moscú, uno de los más prestigiosos y reconocidos internacionalmente en el mundo de la danza. Bajo la dirección de Timur Fayziev, y con coreografía de Marius Petipa y Lev Ivanov, los bailarines cautivaron a una sala llena a rebosar, con la historia de amor entre el príncipe Sigfrido y Odette-Odile, el cisne blanco y negro que saltó a la gran pantalla.
En el reparto, la solista femenina es Ekaterina Bortiakova, formada en su ciudad natal, Kazán, a quien dio réplica como solista masculino el bailarín kazajo Akzhol Mussakhanov.