Una multitud de un millón y medio de peregrinos despidieron a Benedicto XVI en la 'misa de envío' celebrada ayer en el aeródromo de Cuatro Vientos.
Tras la tormenta vivida el sábado por la noche, el Pontífice quiso dirigir a los jóvenes un breve saludo en el que les transmitió que pensó mucho en ellos durante la noche y que esperaba que hubiesen podido "dormir y rezar" a pesar de las inclemencias del tiempo.
"Esta madrugada habréis levantado los ojos al cielo más de una vez; y no sólo los ojos, sino también el corazón -prosiguió-. Eso os habrá permitido rezar". "Dios saca bienes de todo; con esta confianza, y sabiendo que el Señor nunca nos abandona, comenzamos la celebración eucarística llenos de entusiasmo y firmes en la fe", afirmó.
Junto al Pontífice, concelebraron la misa con el arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio Maria Rouco Varela y el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.
Durante su homilía, el Papa recordó a los jóvenes que el mundo necesita el testimonio de su fe y necesita "ciertamente a Dios". "A vosotros también os incumbe la extraordinaria tarea de ser discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes" destacó el Papa.
Así, el Pontífice subrayó que la Iglesia no es "una simple institución humana", como otra cualquiera, sino que está estrechamente unida a Dios. "No se puede separar a Cristo de la Iglesia, como no se puede separar la cabeza del cuerpo -señaló-. Permitidme que, como Sucesor de Pedro, os invite a fortalecer esta fe (...). Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia".
Al finalizar la ceremonia, Benedicto XVI entregó una cruz a cinco jóvenes como signo de que sólo en Cristo "hay salvación y redención", según explicó el presidente del Pontificio Consejo de los Laicos, el cardenal Stanislaw Rylko. Uno de estos jóvenes, Miguel, voluntario de comunicación de la JMJ se mostró "muy emocionado" tras hablar con el Santo Padre, al que ha definido como una persona "muy entrañable". "Me ha preguntado de qué país era, le he respondido que de España y he empezado a hablarle" subrayó, al tiempo que afirmó que el Pontífice le escuchó "atentamente".
Posteriormente, el Papa recitó la oración del Angelus y saludó a los jóvenes en los diferentes idiomas. En español, Benedicto XVI les recordó que deben dar un testimonio "audaz" pero "sencillo" de su fe, al mismo tiempo que en francés les pidió que no tengan miedo de ser católicos, lo que provocó los aplausos y cantos de "Benedicto, Benedicto" o "esta es la juventud del Papa" del millón y medio de jóvenes que se encuentran en Cuatro Vientos.
El Papa confirmó tras el rezo del Ángelus en Cuatro Vientos que Río de Janeiro será la sede de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en 2013. Se celebrará un año antes para no coincidir con el Mundial de Fútbol.