Existe un acuerdo tácito en la familia Moll Llorens de no hablar de trabajo cuando se reúnen en la comida familiar de los domingos. Es el día de descanso y toca disfrutar. El resto de la semana, los siete hijos de Damià Moll Bosch y Antonia Llorens Salord trabajan codo a codo al frente de los dos supermercados A. Llorens de Ciutadella.
La unión familiar y el trabajo en equipo han sido las claves del éxito de la tienda de comestibles de barrio que fundó el matrimonio en 1986 y que se ha convertido en una cadena local de supermercados.
La empresa celebra este año el 25 aniversario de la apertura de ese primer establecimiento de alimentación, que fue el primer comercio minorista menorquín en sumarse a la cadena Spar.
El proyecto empresarial sigue creciendo con la previsión de abrir en breve un nuevo supermercado en el Carrer Algaiarens de Ciutadella. Será el tercero, después de la primera tienda en el Carrer Magnífics Jurats, que este año se ha ampliado hasta los 600 metros cuadrados, y del otro establecimiento, de igual superficie, en la Avinguda Sant Antoni Maria Claret.
Además de la cadena, la familia creó la marca Es Murtaret, que elabora embutidos tradicionales y productos cárnicos, y la única en la Isla con licencia para la comercialización de alcaparras. La empresa da trabajo en la actualidad a 26 empleados.
El sueño empezó en el Lloc de Monges Nou, en el que Damià y su esposa ejercían de payeses y dónde nacieron sus siete hijos. El patriarca, ahora con 72 años, se vio obligado a dejar el trabajo en el campo por una lesión en la espalda y la familia se trasladó a Ciutadella.
Su mujer, Antonia Llorens, siempre había tenido la ilusión de ser dependienta, y el sector de la alimentación era el más próximo al campo: ambos conocían de primera mano los productos de la tierra. Inicialmente explotaron en alquiler un supermercado en Cala en Blanes, hasta que se decidieron a construir la tienda de alimentación en un solar que poseían en el Carrer Magnífics Jurats, al lado de la Plaça Menorca. Entonces, aquello era el extrarradio de Ciutadella y la tienda estaba rodeada de "tanques", pero Damià y su esposa tuvieron visión de futuro.
En el establecimiento, Antonia Llorens pudo desarrollar su vocación para atender a la clientela y aconsejar sobre los mejores productos, un trato personalizado que ha sido un referente profesional para sus hijos y que el cliente agradece.
Tras el fallecimiento de la fundadora, en el año 2000, Damià Moll se retiró y los cinco hijos y dos hijas entraron como socios en el negocio familiar.
Su sistema de trabajo ha sido su acierto: cada uno se encarga de una función en la empresa y toda decisión se toma en equipo. Otro factor es la calidad de los productos: proceden directamente de los agricultores y ganaderos de la Isla, sin intermediarios.
Y el último, el servicio al cliente. Esto ha permitido a la empresa prosperar y ganarse su lugar en un sector con mucha competencia, con la implantación en la Isla de grandes superficies de alimentación foráneas, de las que consideran que apenas venden producto local y las ganancias no revierten en la Isla.
Pese a estar retirado, al patriarca le gusta estar corriente de todo en la empresa y sus consejos son un referente para sus hijos. Damià Moll ha visto evolucionar durante estos años los hábitos de consumo. Ahora las compras de las familias son más pequeñas y se hacen a diario, con dos tendencias: quién opta por el producto más barato y quién busca productos de calidad, sobre todo locales, para una alimentación saludable.