La crisis económica ha derivado en un problema que va mucho más allá de las cuestiones puramente dinerarias. Quien lo está sufriendo es la sociedad, especialmente los más desprotegidos, unas personas que ven, además, como el futuro aún se presenta más negro, por la austeridad anunciada y tan aclamada por unos y otros. Esta es una de las cuestiones que se trata en el número 200 de los Quaderns Gadeso. El director de la Fundación Gadeso, el sociólogo Antoni Tarabini-Castellani Cabot explica las causas y las consecuencias de una crisis que parece tener una solución muy lejana y complicada, por las particularidades de una sociedad individualista y soñadora.
¿Qué hay que hacer para salir de la crisis?
En estos momentos lo importante es acertar en el diagnóstico, saber qué tenemos y porqué nos ha ocurrido, y sobretodo que el médico no nos engañe, sino que nos escuche y que nos dé, no una solución básica para volver a estar como antes, que será imposible, sino ver como podemos mejorar esta situación. En cambio, ahora escuchamos como los expertos nos hablan de cosas que el pueblo no entiende, que la cosa va muy mal porque la deuda acelerada sube no sé cuanto, que el crecimiento va a la baja o que hay tantos parados.
¿Cómo cambia la sociedad al pasar de estar bien a sufrir la crisis?
Nuestro informe mira la evolución desde 2007 a 2011. En el 2007 aún no estábamos en crisis, todo era perfecto, vivíamos una especie de cuento de hadas, todo era posible. Se ganaba dinero, no había paro, nuestros hijos no tenían por qué estudiar porque era una perdida de tiempo sabiendo que mañana mismo tendrían trabajo, se consumía con absurdidad, para la vivienda nos daban el 120 por ciento del valor del piso. Era fantástico. Pero de repente, en poco tiempo, todo se fue a pique.
¿Cómo cambian las preocupaciones de la gente cuando aparecen los malos tiempos?
Curiosamente, en 2007 lo que menos preocupaba era el acceso a la vivienda, porque era posible haciendo un esfuerzo, nos dejaban el dinero. No preocupaba el trabajo temporal, ni el paro, ni la inmigración. En 2007 había mucho trabajo temporal, pero no era una preocupación porque el día que uno acababa de un trabajo, al día siguiente tenía otro. En cambio, ahora preocupan los hijos, cuando nunca antes habían sido motivo de preocupación. ¿Por qué? Porqué el hijo del vecino tiene 19 años, no tiene trabajo, no tiene estudios, y está en situación de ahogo. Empieza a ser conveniente que nuestros hijos estudien porque si no, no tendrán trabajo. La crisis tiene un aspecto positivo, después de mucho tiempo hay preocupación por la formación.
Ha mencionado antes la inmigración...
En 2008 el problema era la inmigración, pero en 2010 lo que preocupa es el inmigrante. ¿Por qué? Porqué vemos al inmigrante legal como un adversario para conseguir un puesto de trabajo. En 2008 no era un adversario, porque hacía el trabajo que nosotros no queríamos. Éste se vislumbra como un conflicto emergente.
La desconfianza de la sociedad es máxima...
La desconfianza es absoluta hacia los políticos, tanto si gobierna uno como otro. Ha sido como una enfermedad repentina y no sabemos qué solución tiene. Y esa solución no pasa por contarnos que esto es imparable, que es una catástrofe, que si es por culpa de Grecia. Eso, evidentemente, no hace más que desmoralizar. El lenguaje que hablan los políticos y las propuestas que hacen tienen poco que ver con la realidad.
Sin duda, el actual es un momento complejo...
Es un momento muy delicado porqué empezamos a acostumbrarnos a que lo que antes eran unos derechos, ahora son unos privilegios, y eso es muy preocupante. Por ejemplo, a una persona que tiene un trabajo temporal y cobra 800 euros le dicen: ¿Pero de qué te quejas? ¡Si tienes trabajo! La verdad es que es una situación difícil, muy difícil.
¿Y cómo se sale de aquí?
Nosotros, en la revista tratamos de analizarlo desde la perspectiva del ciudadano, no desde la política ni la económica. Si hablamos de política nos encontramos que no hay un liderazgo. No hay nadie que esté ahí y diga: "¡Vamos allá!" Falta un referente que tire del carro. Y hablo tanto de Menorca como de Mallorca, de Eivissa, de Formentera, de España y de Europa. Por otro lado, esta administración nos dice que hay que ser austeros. Pero... ¡Oiga! Estoy de acuerdo con los hechos, con que la administración tenga que gastar lo menos posible, pero la austeridad debe servir para mejorar la eficacia de la administración, porque si no, no funciona. En sanidad, posiblemente se gaste de más, pero la solución rápida no es quitar médicos. ¿Sabe la administración como funciona y se gestiona la sanidad? Es evidente que la escuela pública tiene déficit. ¿Pero es la solución empezar a quitar personal? Están confundiendo austeridad con poner las tijeras en lugares donde perjudican a las personas que tienen menor capacidad de defensa. No avanzaremos si la administración no tiene cierta capacidad para mover el cotarro, si no tiene cierta capacidad de inversión pública, y si recorta prestaciones sociales no saldremos adelante, porqué la situación irá a peor. ¡Tenemos que cambiar el chip! Lo importante ahora es tener el diagnóstico acertado. Con eso la enfermedad no está curada, pero al menos tendremos un 50 por ciento de posibilidades de curarnos.
¿Las elecciones al Gobierno son la pastilla que necesita esta sociedad para curarse?
En Quaderns Gadeso acabamos de publicar otra revista sobre la percepción de las elecciones por la gente. En este momento la gente percibe que el lenguaje de unos y otros es extraterrestre. No hablan con el lenguaje ni de las cosas que interesa a la gente. En momentos de crisis como este, lo que suele ocurrir es que la gente no vota al que quiere, sino que castiga al que hay. La gente dice que va a votar a los otros por probar como va. Pero lo más curioso es que el ciudadano cree que todo seguirá igual a pesar del cambio que se prevé que habrá con el Partido Popular en el Gobierno. Los ciudadanos ven que las elecciones no son el instrumente suficiente para que dentro de un año estemos mejor.
En su estudio hablan de que el sector turístico se ve como un remedio a esta situación.
En este momento la actividad económica ha sido muy buena para el turismo pero, sin embargo, no se ha creado trabajo estable, sigue habiendo trabajos temporales. Es evidente que el crecimiento económico es fundamental, pero la función de la administración no es procurar que haya crecimiento empresarial, sino que tenga un efecto retorno para crear trabajo estable. Hoy Europa ya dice que en 2012 habrá más paro que ahora. Y dice también que habrá recesión. Por eso hay gente muy asustada, porque aún no nos hemos recuperado y vemos que puede ser peor. Eso desmoraliza, y la gente, en situaciones así, es muy dócil, y eso es peligroso. Tenemos una sociedad muy desarticulada, y en eso, Menorca es la que menos lo está, porqué tiene un buen número de asociaciones, entidades de teatro, las AMPA. Así, en una sociedad desarticulada, la solución es más complicada. También tenemos otros problemas, que son los partidos políticos, los sindicatos y las patronales, que son totalmente necesarios pero que son unas organizaciones que se crearon en el siglo XIX, e intentan dar soluciones del siglo XX cuando estamos en el XXI. Necesitan un reciclaje a fondo que, desgraciadamente, no se está haciendo. Tenemos herramientas para superar con dignidad esta crisis, pero aún no sabemos utilizarlas. Estamos encallados en la época individualista.
¿La percepción del turismo ha cambiado con el tiempo?
Éste es un tema realmente interesante. Es muy curioso porque hasta hace dos años, a la mayoría de los ciudadanos les preocupaba que nos cargáramos el territorio. Sin embargo, el último año esto está cambiando de una forma sensible. Porque delante de esta desesperación hay quien piensa que hay que hacer lo que sea para tener trabajo. Es cuando se acepta cualquier propuesta y, haciendo demagogia, el ciudadano quiere que se saque adelante, sabiendo que será pan para hoy y hambre para mañana. Y en realidad no es ni pan para hoy ni para mañana. En el Port de Soller han hecho un hotel de lujo. Todos pensaban que daría mucho trabajo. Sólo han convocado cuatro puestos. No creamos que cualquier promotor va a crear trabajo.
Más vale lento pero seguro.
Las soluciones rápidas para la crisis son demagogia, no hay milagros y no hay que engañar a la gente.
La conclusión parece clara: tardaremos en salir del pozo.
A mi me preocupa mucho, porqué no veo ni una sola propuesta, sólo veo mensajes alarmistas, recortes que carecen de sentido. Por contra, no veo que ofrezcan esperanza, no veo que indiquen el camino para salir de aquí. Eso es lo que crea desesperación en la gente.