Sandra y Karen Rogers son inglesas pero viven en Binixíquer desde hace casi 17 años. Son madre e hija. El pasado lunes, 9 de enero, ambas y las dos hijas de Karen, de ocho años, empezaron lo que iba a ser un crucero de ensueño que debía durar ocho días y siete noches, pero acabó siendo una pesadilla, una terrible pesadilla, a bordo del buque "Costa Concordia", de la compañía Costa Crucero, en el que viajaban 4.229 personas.
Una cadena de errores y negligencias hizo que el pasado viernes día 13, hacia las 21.40 hora local, el buque, de 300 metros de eslora y 115.000 toneladas de peso, se tambaleara trágicamente delante de la costa de Savora, en el noroeste de Italia.
Pendientes de volver a Menorca, Karen, todavía en Barcelona, explica todo lo vivido. Su voz todavía tiembla. Tanto, que esta es la única entrevista que piensan dar a los medios.
Antes de nada. ¿Cómo se encuentran?
Esperando llegar a casa de una vez. Por las niñas y por nosotras mismas, para poner orden con la ropa y todo. Como no sabíamos cuanto tiempo íbamos a estar, casi nos llevamos todo el armario… Estamos en la situación de no creer lo que ha pasado… Todavía necesitamos asumirlo.
¿Cómo vivieron el desastre?
Fue terrible. Cenamos en el primer turno y estábamos haciendo tiempo en el bar para llevar a las niñas a un espectáculo de magia. Yo fui al camarote para poner una cámara a cargar. Recuerdo que eran las 21.40 porque acababa de mirar la hora y pensé que el espectáculo llevaba diez minutos de retraso y… De repente… Sentí un golpe muy fuerte y todos nos caímos a un lado. Se rompieron los cristales y la gente empezó a gritar muy asustada… Sólo pensaba en volver con mis hijas…
Estaban arriba, pero el personal no me dejaba pasar. Les grité como una loca que iba a pasar, que iba a por mis hijas… No tuvieron más remedio que dejarme pasar.
¿Las encontró?
Sí, sí… Luego el capitán anunció que era un fallo eléctrico, pero el barco se estaba inclinando… Al haber visto "Titanic" tantas veces sabía que era el momento de bajar a por los chalecos salvavidas.
¿Les informaban de lo que había que hacer, de que se tenían que poner el salvavidas?
En ese instante no, pero era pura lógica… Pasó un buen rato y el barco seguía inclinándose, cada vez más… Por fin dieron los siete toques de aviso de emergencia para el abandono del barco.
¿Cómo reaccionaron en ese momento?
Sólo pensamos en correr a los botes salvavidas más cercanos. Pero eran los que estaban más arriba, en la parte alta de la inclinación. Todo el mundo se empujaba, incluso el personal masculino de la tripulación, para subirse ellos antes…
Pues es todo lo contrario de lo que dice la norma de "las mujeres y los niños primero".
Ya lo he dicho antes. Por parte de la tripulación cualificada solamente recibimos empujones. Fueron los propios pasajeros y personal civil los que más nos ayudaron. Cuando veo las noticias me indigno al ver que el capitán ya estaba en tierra cuando todavía los pasajeros estábamos en el buque… Viendo como el personal masculino daba patadas para salir.
Su opinión sobre lo sucedido es…
Pensamos que es negligencia pura. Han causado muertes que se podían haber evitado. Eso es lo que pensamos.
Una vez en tierra, llegaron a la Isla Gilio. ¿Cómo les trataron?
Salieron todos a acogernos, con comida, mantas, bebidas calientes... Solamente tenemos palabras de agradecimiento para toda la gente de esa isla. Incluso unas monjitas estuvieron con los más pequeños para que pudieran dormir un poco… Recuerdo que había un bebé que solamente iba con el pañal…
En cuanto a las autoridades, ¿les atendieron?
No tengo muy claro cómo llegaron al final las ayudas. Nuestras amistades en Menorca organizaron envíos, y quiero agradecer a la Cruz Roja lo que hizo, y creo que fueron unos militares muy atentos los que nos trasladaron de la isla a Roma.
Después de todo lo que ha pasado, ¿tiene algo que decir?
Por supuesto… Quiero decir que cuando nos hayamos recuperado de todo esto vamos a denunciar a la empresa por los daños, las pérdidas irrecuperables como los objetos sentimentales, y que sea la ley la que juzgue lo que ha pasado. Creo que no solo el capitán tiene responsabilidad. Sí en la grieta de 70 metros que se abrió en el barco. Pero también el primer oficial y la tripulación por el mal desalojo de los pasajeros. No había nada dirigido. Los pasajeros nos hemos unido para hacer una denuncia conjunta en contra de la empresa. Costa Crucero, en Barcelona, se portaron muy bien. Pero antes de llegar, parecían no existir.