CASA DE…
Dice Xavi que, ante su existencia, la de la "Casa", el vecindario ha reaccionado de distintas maneras, frecuentemente antitéticas. Su "incomodidad" o su cuestionable peligrosidad aumenta, por ende, dada la estrechez de la calle en la que anida. El entrevistado obvia lo malo. Va con su inmutable carácter. "Hay gente muy solidaria, como los dueños de la pequeña tienda de comestibles de la esquina, Martín y Marga" –te comenta. O el caso de Laieta, una anciana que, cuando el sol logra entrar a duras penas en el lugar, sale de su domicilio y nos da cosas. Una señora nos traía huevos…" Xavier Llopis Gomila conoce bien la vivienda, que no es tal… Como la conocen, desde perspectivas diversas, Rafael Enrich Calafat, Fernando Lorenzo López, Rosa María Macías Aparicio (en la casa halló al que se convertiría más tarde en su marido) y Betty Celeste Rivas. Todos hablan con devoción y con respeto de ese lugar (cuya puerta cerraron por última vez, dolidos, el pasado 31 de diciembre) en una entrevista personal a Xavi a la que se sumaron sus compañeros de trabajo, mudándola en colectiva… ¿Quién llama, pero, a esa puerta? La respuesta es, igualmente, colectiva:
- Básicamente la pobreza. Y su mundo. Un mundo invisible, en Menorca, porque aparece agazapado. Mayoritariamente son hombres. Gente que busca empleo y no lo encuentra; inmigrantes; personas que han perdido el trabajo y esta pérdida ha supuesto un imparable proceso de autodestrucción personal y familiar… Seres humanos que, ante situaciones críticas, han acudido a sus familiares, a sus amigos para, una vez agotadas todas las opciones, acudir a nuestro encuentro. A eso se suman, en ocasiones, problemas de alcoholismo o de drogodependencia… Hay quien llega por serios problemas de salud mental que imposibilitan las relaciones incluso con los más allegados, porque sus propios padres les han cogido miedo, porque se han producido agresiones…
La casa abre diariamente a las 20 horas. Una hora antes sus responsables comentan las incidencias del día anterior. Se sirve la cena puntualmente media hora después. Concluida ésta los residentes pueden optar por salir o por permanecer en su interior. Eso sí, como dice Xavi, "a las 23 horas en casa".
- ¿Qué ocurre en esas tres horas?
- Se vive lo más duro –te contesta Fernando-. Y lo mejor… Es cuando muchos sienten la imperiosa necesidad de hablar, de desahogarse, de abrirse… Es un proceso en ocasiones rápido. En otras, muy lento. Pero siempre muy duro. Ejerces, sin serlo, de psiquiatra. De amigo… Frecuentemente hay una negación inicial de la propia responsabilidad. Nadie se pregunta por qué ha llegado a esa situación límite… Y se echan pelotas fuera. La culpa es de otro, de otros, del mundo…
Progresivamente van asumiendo que, aunque pueda haber factores y causas externas, priman frecuentemente las propias, las internas… Es el primer paso para una regeneración…
- Cuando pensáis en la "Casa", ¿cuál es la primera palabra que os asalta?
- Hogar, acompañamiento… Y, naturalmente, acogida…
ACOGIDA
Xavi contaba recientemente, a través de una "carta del lector" publicada en el "Menorca", el nacimiento de la que él denominaba el "Hotel de Dios" en los siguientes términos: "Record que aquest gest, assumit per Caritas Diocesana de Menorca, comença arran d'una assemblea de l'Arxiprestat de Maó, en què es van revisar les propietats de l'Església per donar-hi una funció social (segons les recomenacions de l'encíclica "Sollicitudo rei socialis") i que es va beneir el 5 de setembre de 1994 pel bisbe Mn. Xavier Ciuraneta. Mn. Joan Febrer en va ser el primer director-monitor, ja que allà també s'hi trobava la rectoría de la parroquia de St. Francesc d'Assís"…
- En esa carta afirmabas lo siguiente: "Desitjar a qui, a partir d'ara, hagi de dur a terme aquesta feina educativa i a la vegada propera als que menys tenen, que també els provoqui un canvi en la vida"… ¿Qué cambio, Xavi?
Y, en la respuesta, la entrevista se muda en más colectiva, aún, por la coincidencia en las respuestas:
- Cambia todo. Tu concepción, por ejemplo, de la realidad. Valoras lo que tienes. Descubres un aspecto de la sociedad que no conocías. Y averiguas que eres capaz de hacer cosas que considerabas impensables… Aprendes a entender la postura del otro; a meterte en su piel. Y asumes que, en cualquier momento, con una enorme rapidez, tú también puedes verte abocado a llamar a esa puerta o a cualquier otra puerta… Que tú puedes acabar viviendo lo que ahora, como monitor, estás tutelando…
- ¿Pernoctar en la casa sería una cura para el racismo?
- El racismo duele. Y duele precisamente por eso: por la incapacidad de meterse en la piel del otro. Me hieren expresiones como "sudaca" (pronunciada en sentido peyorativo) o "puta moro"… Aunque también entre los internos existe… Hay usuarios españoles que, por el hecho de serlo, exigen ser atendidos antes que otros; otros a los que culpan, curiosamente, de su propia pobreza… Y ahí empieza una de nuestras tareas, la de dejar las cosas claras, la de limpiar no cuerpos, sino en este caso mentes, aunque haya gente que todavía piense que los trabajadores de la casa "sólo vamos a dormir"…
- ¿Has vivido, Xavi, situaciones de peligro?
- Todos las hemos vivido.
Te excusas y reformulas la pregunta:
- ¿Habéis vivido situaciones de riesgo?
- Muchísimas…
Y te narran sus vivencias. Algunas de ellas son aterradoras. Amenazas psicológicas. Amenazas físicas. Malos tratos. Intervenciones policiales. Y el miedo, como usuario no contabilizado de esa "casa de acogida" de la que nadie habla, que pocos conocen, que para muchos no es objeto prioritario, en contradicción evidente con los principios evangélicos que la engendraron y que la sustentaron…
-Y el miedo –te comentan- se externaliza ya que los usuarios más conflictivos te conocen y te pueden pillar fácilmente en la calle…
- La "Casa d'acollida" es como un micro-mundo –te señalan- en el que existe de todo: diversas clases sociales, pluralidad de causas… Hay quien nos "visita" destrozado y hay quien lo hace como si eso se tratara de una pensión que va a resultarle gratis…
- ¿Qué le diríais a quien, teniendo todas sus necesidades cubiertas para vivir con dignidad y algo más se queja amargamente de la crisis? –les demandas y su respuesta, políticamente incorrecta, emana, sin embargo, desde la más absoluta de las sinceridades-.
- Le pegaríamos dos tortas (ríen)…
CARRER…
- Probablemente sea relativamente fácil servir un plato de comida o dar cobijo a un hombre o a una mujer, pero cómo se les devuelve su dignidad …
- Con tiempo. Con sonrisas. Animando. Escuchando. Intentando demostrarles que todo es posible. Exigiéndoles que se afeiten, que se arreglen, que se sientan a gusto con ellos mismos… Subiéndoles la auto-estima… Procurando que establezcan entre ellos relaciones de amistad…
- ¿Se han dado muchos casos de rehabilitación?
Muchísimos.
- ¿Agradecimientos?
- Igual…
- ¿Una frase típica?
- La que apuntaba Xavi en su carta: "No sea malito".
- ¿Alguna historia curiosa?
Y Rosa sonríe. Todos lo hacen, en señal de complicidad. Su historia, real, huele como a comedia americana o a cuento de hadas. En la "Casa" Rosa conoció a un argelino que procedía de una familia adinerada. Culto y con estudios. Tras los avatares del destino –en manida y un tanto ridícula expresión- vino a menos y recayó finalmente en el "Hotel de Dios". Y ahí Dios hizo, al parecer, de las suyas. Surgió entre ambos una amistad y de esa amistad el enamoramiento. Si esta entrevista fuera un guión cinematográfico la cosa acabaría en boda, secuencia seguida del inevitable "The end". Y acabó, efectivamente, en boda. Xavi refiere, por su parte, lazos de amistad establecidos para los que el Atlántico no supuso una barrera y… Todos tienen ahora algo que decir. La mañana avanza. El sol juguetea por la modernista casa que con talento y paciencia ha ido construyéndose Fernando y en cuyo jardín te emplazaron. Los semblantes se asemejan a los de esos niños de ESO cuando refieren una travesura… Y tú "¿va en serio?" y ellos pues que eso, que sí, ¡natural!, que ahí se conocieron...
DELS NEGRES, 41…
- ¿Habéis llorado con frecuencia?
- Y reído. Cuando acaba la jornada laboral cierras la puerta, pero ellos siguen acompañándote en tu interior. No es fácil desconectar…
Los extraños epígrafes de esta entrevista componen, en su conjunto, la dirección tal vez más buscada por los que, en terminología evangélica, se denominarían los desheredados de la tierra. Y también la de la calle Fivaller, s/n en Ciutadella. Muchos encontraron en las dos casas de acogida tal vez un momento de paz, una esperanza, una rehabilitación, un mañana, un refugio o, simplemente, un ser escuchados. Que no es poco. Algunos personificaron un milagro. Otros, sin embargo, soltaron la mano tendida empecinados en persistir en la automarginación… Ahora "Caritas diocesana" ha pasado el testigo a los ayuntamientos, incapaz de seguir haciendo frente, por razones básicamente económicas, a esa materialización de lo que suele denominarse caridad. Como primera consecuencia los monitores entrevistados han perdido su puesto de trabajo, en una edad que hará difícil una recolocación. Las entidades locales y sus servicios sociales suplirán su labor. Aunque ellos tienen la certeza –que tú suscribes- de que va a ser todo distinto, que un 31 de diciembre marcó un punto de inflexión… Ellos, pese a ser natos perdedores en el traspaso, anhelan equivocarse… También tú. Al despedirte de Xavi, de Rafael, de Fernando, de Rosa y de Betty adquieres la vívida sensación de que es algo injusto. Que no es de recibo que se cierre la puerta a quienes, jugándosela, con profesionalidad, pero también con vocación, se la abrieron a tantos… Como adquieres dos certezas más: que la sociedad menorquina les debe mucho y que esta es la peor forma de cerrar una entrevista…