La asociación Ciutadella Vella considera que la nueva ordenanza de Sant Joan conseguirá hacer desaparecer los "festers" de barrio. La entidad, que aglutina a los vecinos del núcleo histórico de la ciudad, opina que "si un grupo vecinal quiere organizar una hoguera por Sant Joan se encontrará que deberá depositar 300 euros, poner la leña y dejar la calle limpia si quiere recuperar la fianza. El resultado será que el "fester" no se hará".
Argumentan que las nuevas medidas contribuirán a que "sólo queden los 'festers' más grandes, organizados por bares y asociaciones de comerciantes". Añaden que "de esta manera, la suciedad generada por los que ganan dinero con la fiesta, poniendo barras exteriores, irá a cargo del municipio y la que haga un grupo de vecinos con un 'fester' será responsabilidad suya".
En relación a los "replecs" de caballos, Ciutadella Vella entiende que no se quiera permitir su proliferación en el núcleo urbano, pero piden que se recoja la excepción del "replec" que organiza la Associació de Vesins des Cavallitos "porque al igual que los que organizan las escuelas, no crea problemas ni quejas y es sin ánimo de lucro, y lo único que pretende es animar y dar vida al barrio".
Contra las barras de bar
La entidad vecinal es contundente y considera que por Sant Joan no deberían permitirse las barras exteriores de bar ni de otros negocios. "Pedimos que los bares que quieran abrir por Sant Joan lo hagan en las mismas condiciones que durante el resto del año". Aseguran que la nueva ordenanza no modifica de manera sustancial "lo que se ha hecho hasta ahora". Esgrimen que los bares "utilizan la vía pública como si fuera el local, así hacen el negocio y la suciedad, las aglomeraciones de clientes y las molestias quedan en la vía pública".
Apuntan que obligar a los bares a tener el acceso público a los lavabos "no es ninguna novedad, ya era así. Pero hacer pasar a los usuarios por debajo de una barra, que obstaculiza el paso, hace que muchos opten por hacer sus necesidades en las fachadas de las casas".
Ciutadella Vella considera que la fianza de 1.500 euros "no es ninguna contrapartida, porque se les devolverá tras las fiestas, mientras los vecinos debemos limpiar las fachadas de nuestras casas a causa de las dificultades de la gente para ir a los lavabos".
El colectivo se pregunta sobre quién velará por el cumplimiento de la ordenanza en los días de plena fiesta y de la vigilancia de todos los bares abiertos.