Ir con un paso por delante, ser pionero, otorga un plus de éxito ya que interpretar los cambios o innovaciones que el cotidiano quehacer va imponiendo es, por sí solo, una garantía en la propuesta que se adopte para ofrecer las soluciones más adecuadas al nuevo "modus operandi".
Hoy, cuando la mujer ha roto con el caduco rol de ser casi un complemento del todo y se ha erigido, en igualdad de condiciones, en parte del equipo, las costumbres de antaño, algunas de ellas, han experimentado un retroceso y, ellas y ellos, han asumido funciones que se transferían a la mujer. Los trabajos propios del hogar estaban designados al ama de casa, ahora los asumen -con excepciones- las dos partes, incluso la cocina. Sin embargo y en este aspecto, han proliferado los establecimientos que ofrecen otra alternativa, la de las comidas preparadas, tradicionales e incluso foráneas.
En Maó, La Paella fue pionera y Sendo y Águeda acertaron de lleno, convirtiéndose en referencia obligada para aquellas parejas que sus tareas profesionales les restaban el tiempo necesario para ponerse el delantal y colocarse frente al fogón.
¿Cuál fue el motivo de tu integración en la sociedad menorquina?
La mili. Yo era cocinero y trabajada en un restaurante en Jávea, en la provincia de Alicante, y al ser llamado a filas fui destinado a Menorca. El resto vino rodado.
Novia, boda y un largo etcétera.
Sí, conocí a una chica menorquina, la que posteriormente se convirtió en mi mujer, y para de contar, un menorquín más.
Dices que en la mili te sentiste un privilegiado.
Del todo, sin saber el cómo ni el porqué, el capitán Barceló -Juan Barceló Saborido- se enteró de mi profesión y me dijo: "Coge tus cosas, tu ropa y ven conmigo" y me llevó al Club San Felipe, y allí, ejerciendo de cocinero, pasé una mili de ensueño.
Luego, ya licenciado, empezaste una nueva vida.
Mi primer trabajo fue en el Hotel Almirante, en que ocupé el cargo de jefe de cocina, con Francisco Pons Montanari como propietario-director de dicho hotel. Después de esta experiencia abrí un bar en el puerto, pero presentí que algo novedoso se estaba fraguando en la sociedad. Era como si intuyese que los tiempos iban a imponer otros hábitos, otras costumbres.
¿Qué síntomas notaste con mayor nitidez?
La transformación de la mujer. Su rol de siempre iba a experimentar un cambio, quería asumir, desde la igualdad, un nuevo papel y así ha sido. Afortunadamente nos adelantamos a esta transformación y abrimos La Paella, pionera en lo que a la oferta de comida preparada se refiere.
Y este cambio, esta transformación, ¿cómo lo sentiste?
Como algo positivo, era como un grito de libertad y de autoestima, una toma de posición sin vuelta atrás.
¿En qué año abristeis?
En 1974, con la ilusión de un nacimiento deseado, era el día de San José y como anécdota diré que solo vendimos una botella de vinagre…
Pero la eclosión llegó de inmediato.
Afortunadamente fue como dices, a la semana de abrir agotábamos la oferta. La acogida fue excelente y nos llenó de satisfacción, sobre todo porque comprendimos que habíamos acertado al abrir este nuevo negocio.
Treinta y pico de años después, ¿cómo calibras la aventura?
Como un acierto por intuir lo que el cambio de mentalidad provocaría en las costumbres, en el día a día de las mujeres.
Años después llegaría el traspaso de La Paella, un periodo de merecido descanso y la apertura de Can Sendo.
Todo sucedió tal como dices. Tanto mi mujer como yo necesitábamos de un descanso después del sobreesfuerzo que habíamos realizado y traspasamos el negocio. Luego nos tomamos unos años de descanso, concretamente tres, hasta que volvimos a la carga y en el 2008 inauguramos Can Sendo.
¿La clientela ha evolucionado?
Sí y en todos los aspectos. Antes, en La Paella apenas teníamos competencia, por lo que la clientela era mucha y variada. Luego fueron apareciendo otras tiendas de comida preparada y la clientela se diversificó, menguó y fue eligiendo a tenor de sus preferencias. De ahí que diga que la clientela ha evolucionado, hoy elige dentro de la gama de comidas que se le ofrece.
La oferta ha crecido, pero…
No todas las tiendas que se abrieron siguen funcionando, las hay que han cerrado porque los tiempos son otros y también por la amplia oferta que hay.
¿Cuál es el secreto para estar en activo y ser competitivo?
No existe secreto, ni truco, pero es necesario ser honesto y sincero. El no dar "gato por liebre" en este negocio se hace realidad, hay que dar calidad y saber captar lo que la clientela prefiere.
Tú y yo nos conocimos en el APA del "Ramis i Ramis", ¿qué te llevó a la presidencia de dicha asociación?
Siempre pensé que la cultura era imprescindible en la formación integral de la persona y dado que mis dos hijos estudiaban en el Instituto quise involucrarme del todo y acepté ser presidente para ayudar a que el centro contase con el respaldo de su APA.
Estuviste, si no recuerdo mal, con dos directoras, Elvira Badía e Inmaculada Pitaluga, y durante un largo periodo de tiempo.
Cinco años y con las dos directoras que has mencionado, dos excelentes profesionales con las que compartí ilusiones y algún que otro disgustillo. Por lo demás, en aquella etapa hubo el cambio en los estudios reglados y hubo que adaptarnos al nuevo esquema, a la ESO.
Tus dos hijos han elegido otros caminos, no se han decantado, según creo, por la cocina.
No, ella, la chica, ha hecho dos diplomaturas muy lejanas a los fogones y el chico el día 1 de diciembre del pasado año presentó su tesis doctoral como bioquímico y trabaja en un laboratorio muy cercano a la Universidad Autónoma de Barcelona.
Conozco un dato que tú has obviado… el "cum laude" obtenido en su tesis doctoral.
Bueno, no quise pavonearme de padre, pero es tal como dices, lo cual nos ha llenado de satisfacción, tanto a su madre como a mí.
Inevitablemente veo que el negocio familiar seguirá en manos de Águeda y de ti hasta que os retiréis.
Posiblemente suceda como dices, en parte porque mi profesión me ha gustado siempre y me sigue gustando y en parte porque los hijos no están en esta línea.
¿El arroz, qué precisa para que esté en su punto?
Como cualquier comida, prepararlo con "amor".
Inmersos en una crisis más dura de lo que creíamos, cabe preguntarse si pudo ser atajado con anterioridad, ¿qué opinas?
Creo que sí, incluso pienso que el pueblo, la mayoría de nosotros, creíamos que podíamos seguir gastando a manos llenas y nos obcecamos en el comprar, sin tener en cuenta que los préstamos hay que devolverlos. Lo de la "avaricia rompe el saco" se hizo realidad y ahora estamos pagando las consecuencias, ahora nos damos cuenta de que un consumismo desmesurado carece de sentido.
¿Los recortes, las duras medidas adoptadas por el Gobierno son consecuencia de este despilfarro casi generalizado?
Sí, aunque pienso que las medidas adoptadas, por sí solas, no nos sacarán de la crisis. Si yo fuera el presidente del Gobierno no las hubiera adaptado, pero la realidad actual, a mi modo de ver, no se limita a un país sino a un todo en que unos pocos son los que dictan las medidas a adoptar… seguramente el gobierno se ha visto sometido a presiones externas para que adoptara tales medidas extremadamente duras.
¿Crees que Menorca debería adoptar ciertas medidas para ofrecer un alternativas válidas al turismo de "sol y playa"?
Desde luego que sí. Siempre he pensado que Menorca era un enclave privilegiado dentro del Mediterráneo pero no acabamos de acertar con el camino a elegir. Las infraestructuras no son las apropiadas para un turismo diferente al actual, al de "sol y playa", pero teniendo las posibilidades que tenemos no sabemos aprovecharlas, además necesitamos de algo novedoso, el turismo no es suficiente, hay que cimentar el futuro con otras alternativas como antaño fueron la bisutería o el calzado, incluso el campo. Pienso que faltan ideas o voluntad de llevarlas a cabo, algo falla y mientras Menorca languidece.
Desde que sé que naciste en Granada, me estoy preguntando cómo te sientes, ¿granadino o menorquín?
De mis 60 años de vida apenas he vivido 17 años en Granada, y unos 40 aquí, por lo que me siento menorquín, sin embargo no sé lo que soy, aquí me llaman "foraster" y cuando voy a Granada dicen "ha llegado el menorquín". ¿Qué soy?… me siento menorquín porque amo esta tierra, porque en ella he vivido la mayor parte de mi vida y en ella he sido feliz y he creado una familia, pero no renuncio a mis raíces, granadinas.
Diré que en el fondo eres un "menorquín nacido en Granada".
Puede que ésta sea la solución pero hay cosas que no se conciben, particularmente he hecho un gran esfuerzo para adaptarme a vuestras costumbres, he aprendido el menorquín para poder hablarlo, incluso he estudiado catalán para poder leerlo y escribir, pero a pesar de ello, sigo siendo un "foraster".
Tus palabras son ciertas, lo que tú me dices ocurre con gran frecuencia, pero como diría un amigo ya fallecido, "els menorquins són com són". Por otra parte, ¿cuáles son tus aficiones?
De joven practiqué el balonmano, luego el judo, pero mis preferencias han sido otras, la lectura ocupa el primer puesto, leo mucho, me chifla cualquier libro que trate sobre la Edad Media, también me atrae el coleccionismo y no digamos las antigüedades, que ocupan un lugar de privilegio en mis aficiones.
¿Te atrae la política?
No en exceso, diría que en este campo soy poco activo. Estoy al quite, sigo el día a día del devenir político pero nada más, aunque intento apoyar aquellas iniciativas que van en beneficio de las demás personas.
¿Crees que la instituciones públicas deben apoyar el deporte profesional?
Cuando el dinero escasea las prioridades deben decantarse por lo más urgente. Dicho lo cual, estoy a favor del deporte porque la juventud ha de tener algo a donde agarrarse, algo que le ilusione y le estimule, además la práctica deportiva crea hábitos de convivencia y de superación personal.
Veo que tu paso por el balonmano y el judo crearon en ti hábitos positivos.
Efectivamente, y uno de ellos es el respeto al rival, saber que no es un "enemigo" sino un contrincante que puede vencerte, como tú a él, y esto genera un respeto mutuo.
¿Optimista?
Siempre he sido optimista y en estos momentos en que la sociedad precisa del optimismo para seguir pedaleando, lo soy en grado superlativo.
¿Saldremos del bache?
No lo dudes, con optimismo, sacrificio y voluntad de trabajo, saldremos no solo del bache, sino incluso del socavón.
Si volvieras a empezar, ¿qué intentarías no repetir?
No lo sé porque me siento satisfecho de todo cuanto he hecho, de haberme enamorado de mi mujer, de la llegada de mis dos hijos… No sé qué decirte, mejor lo dejamos así.
Y a la vida, en un momento de tranquilidad en lo que a lo personal se refiere, ¿qué le pides?
Salud, tranquilidad y vivir en plenitud.
Y mirar el futuro con la lógica preocupación de una persona sensible y la capacidad de ir creciendo de un optimista convencido.