Joan Melis Nebot (Madrid, 1953) acaba de ser elegido vicepresidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB) en Menorca en sustitución por jubilación del menorquín Antoni J. Sintes Pons.
Este empresario hotelero, hecho a sí mismo, desprende vitalidad y capacidad de trabajo. Compagina su nuevo cargo con su labor al frente de la patronal hotelera ASHOME, (donde también fue reelegido recientemente por aclamación presidente) y con la gestión de la sociedad turística familiar de la que vive. Melis recuerda insistentemente que el mundo es cada vez más competitivo y que Menorca debe adaptarse cuanto antes si quiere recuperar el resuello económico. Critica la lentitud de la Administración y el inmovilismo normativo del PTI que ha impedido el desarrollo de proyecto inversores en la Isla.
CAEB Menorca agrupa a 84 asociaciones adscritas, 18 de las cuales tienen ámbito estrictamente menorquín y el resto son de ámbito balear con empresas menorquinas afiliadas. En conjunto esas entidades agrupan a 20.000 empresas del Archipiélago, de las cuales casi 2.000 están en Menorca.
¿Cómo afronta el cargo? El momento no es fácil.
Con ilusión. La situación es complicada, pero esta responsabilidad no la afronto solo. He solicitado la colaboración de todos los presidentes de las asociaciones que pertenecen a CAEB y la respuesta es positiva.
¿Cuáles son sus objetivos prioritarios?
Dar continuidad a la labor desarrollada hasta ahora por CAEB Balears, con algunas propuestas nuevas. En Menorca hemos constituido una comisión insular conformada por todos los responsables de las asociaciones adscritas a CAEB y con la idea de que asistan a unas reuniones periódicas para compartir problemas e iniciativas, trabajo en común, y para salir juntos de esta difícil situación.
¿El Estado ha dado ayudas a los bancos y a los empresarios les ha dado la reforma laboral?
Se han tomado unas medidas y el tiempo dirá si son las correctas. Las empresas, por sus características, son las únicas que pueden crear empleo y riqueza, y creo que necesitan una atención especial.
¿La reforma laboral recorta derechos a los trabajadores en favor de los empresarios?
Creo que se podría haber ido más lejos para así acercarnos a Europa. Hay que esperar el trámite parlamentario para hacer valoraciones y ver cómo se desarrollan los reglamentos de desdoblamiento de la ley.
¿Los sindicatos afirman que es draconiana y usted considera que se ha quedado corta?
Creo que nos tenemos que actualizar si queremos ser competitivos. Es una reforma valiente, positiva y resuelve temas aplazados hasta ahora. Da seguridad jurídica a las relaciones laborales, pues se unifica el contrato indefinido con el de fomento del empleo. Los convenios tienen que ser un instrumento y no un obstáculo. La reforma no es una revolución porque comparte diagnóstico y exposición de motivos con la aprobada por el PSOE. En otros países se están llevando a cabo reformas similares. No obstante, hay aspectos que mejorar, por ejemplo, que el contrato indefinido ordinario no sólo se aplique a las empresas de menos de 50 trabajadores.
¿Qué otras cosas deberían trabajarse más?
Las pequeñas empresas recién creadas no deberían estar obligadas a sujetarse a los convenios. Necesitan un tiempo de maduración y tampoco resuelve temas pendientes de la Seguridad Social. Hay que bajar las cotizaciones. La Seguridad Social no debe atender gastos que no le son propios, como las pensiones no contributivas, que se deberían financiar vía impuestos.
¿Qué opina de que el último informe del Centre de Recerca Económica (CRE) advierta que Menorca lidera el deterioro económico de Balears?
Menorca lleva años poniendo barreras al campo. Vamos a la cola del resto del Archipiélago en temas de comunicación. Además, no hemos tenido agilidad administrativa, lo que ha dificultado el desarrollo de proyectos inversores y de nuevas industrias, e incluso nuestra mano de obra, joven y formada, ha tenido que salir fuera de la Isla porque aquí no encuentra oportunidades.
Recuerdo que el CRE ya advirtió el año pasado que la mayoría de las empresas de Menorca, a diferencia del resto de las islas, han mantenido su competitividad en esta crisis sobre la base de despidos y no apostando por las nuevas tecnologías y la innovación.
No creo que sea así siempre, pero cuando las empresas tienen dificultades deben tomar decisiones. Además, esta crisis no es empresarial, sino financiera, lo que dificulta la capacidad inversora en innovación. Puedo decir que el empresario menorquín ha arriesgado muchas veces todo lo que tenía para seguir adelante.
Hasta hace poco se decía que las crisis no afectaban tanto a Menorca porque tenía una economía diversificada; bisutería, calzado, turismo, sector primario. Sin embargo ¿no cree que esta crisis ha demostrado que éramos una Isla con pies de barro?
Aquí tenemos y hemos tenido grandes empresarios, pero el problema es que para producir producto tenemos que importar materias primas. Las dependencia del transporte nos hace perder competitividad. Y en cuanto al tema turístico hemos tenido normativas muy restrictivas que dificultaban el desarrollo de importantes proyectos. No quiero descargar culpas en otros porque el sector empresarial también tiene las suyas, pero no hemos tenido un clima adecuado para estimular el crecimiento.
Incidiendo en lo que dice y len a Ley del Suelo que prepara el Govern, ¿qué opina de que a partir de ahora el turismo prime sobre el urbanismo?
Desde la Administración se dice que el turismo debe ser la locomotora que tire de la economía y del resto de industrias más debilitadas. Creo que estas reformas son necesarias -aunque ya veremos cómo quedarán cuando se desarrollen estas leyes. Los tiempos cambian y el consumo no demanda lo mismo que hace 20 años. Las distancias se han acortado y los demás países no están parados. Los empresarios saben bien lo que hacer cuando tienen la seguridad jurídica que aporta una normativa. Los demás destinos han avanzado tanto que podemos aprender de sus errores y aciertos. La nueva normativa y su seguridad jurídica permitirá afrontar nuevos proyectos, siempre que ofrezcamos calidad y seamos los mejores en el producto que ofertemos.
Habla de no cometer errores. La oposición advierte que esta Ley del Suelo abre de nuevo el camino a la especulación inmobiliaria. ¿Usted cree que existe ese riesgo?
Cualquier reglamentación que permita un crecimiento puede abrir la puerta a la especulación, pero también tenemos que ser realistas. Antes había recursos para hacer cosas y ahora no. Pero si existe un capital dispuesto a invertir, hay que facilitar el camino. No se puede perder el tiempo porque los demás no están parados y tienen otras normativas y situaciones. En Menorca hay que posibilitar proyectos que sean viables y sostenibles. Todos sabemos lo que tenemos y a dónde podemos llegar.
¿Coincide con el PP en su apreciación de que el Plan Territorial Insular (PTI) ha sido un lastre para algunos proyectos inversores en la Isla y requiere una urgente reforma?
Creo que el PTI ha tenido cosas buenas. Desde el sector turístico fue apoyado porque protegió algunas zonas de costa evitando construcciones, pero también ha limitado ofertas e inversiones que podían haber complementado lo ya hecho. Esto nos ha retrasado. En otros sitios han tenido normativas más permisivas y hoy en día están más cerca de los que demandan los mercados emisores. Creo que no debemos pasar la raya que nos impida mantener la Isla que tenemos, pero si queremos compartirla y ofrecer experiencias memorables, algo habrá que hacer, porque luego no podemos quejarnos de que los turistas se quedan en los hoteles.
Pero el talón de Aquiles es el transporte. Usted ha dicho que sin vuelos no hay turistas. La Obligación de Servicio Público con Madrid es un paso, pero ¿qué hay que hacer más?
Estoy convencido de que si somos capaces de generar demanda hay muchas compañías que vendrían. Para ello debemos tener un producto atractivo. Insisto, los demás destinos han aprendido que el turismo es una potente fuente de ingresos y están siendo más rápidos. Mientras tanto, a nivel administrativo, deberían abaratarse las tasas aeroportuarias. Los turistas tendrían un transporte adecuado y los menorquines disfrutarían de mejores precios y frecuencias.
¿Nuestro lastre es la insularidad, los costes añadidos que pagamos por mercancías y pasaje?
Sí. No generamos suficiente demanda. Hay problemas para entrar y para salir, los precios son elevados, el transporte nos hace perder competitividad a la hora de exportar. Esto se resuelve generando tránsito y demanda.
Antes ha comentado que la Administración debe ser un ente facilitador. ¿Cree que la medida aprobada por el Gobierno para que los ayuntamientos paguen a sus proveedores hará que vuelva a circular el dinero?
Es una medida muy positiva aunque llega un poco tarde. Hay muchos empresarios que esperan desde hace tiempo cobrar y sin duda les reducirá el agobio que sufren. Tenemos muchas empresas que están a punto de cerrar. Además si cobran, pagarán sus compromisos, es un círculo.
Cada vez hay más voces que afirman que con la austeridad no basta para salir de la crisis, que son necesarios estímulos, incentivos para generar crecimiento. ¿Está de acuerdo?
Todo lo que incentive el mantenimiento de puestos de trabajo y genere movimiento para que las empresas funcionen es positivo. No obstante, habría que analizar cómo se canalizan estas ayudas con qué rapidez y con qué coste. Creo que las empresas que generan trabajo deberían recibir esas ayudas que se están destinado a otras cosas que no están logrando ese objetivo.
La oferta complementaria de la Isla achaca gran parte de sus pérdidas económicas de los últimos años al efecto del 'todo incluido' de los hoteles. ¿Cómo se puede solucionar este tema?
Primero hay que decir que ahora todo el mundo lo está pasando mal. La oferta de servicios es muy importante en el sector turístico, pero el 'todo incluido' en Menorca tiene un porcentaje del 17 por ciento, muy inferior a otros sitios, aunque es cierto que han aumentado la pensión completa y las medias pensiones. Ésta es una demanda mundial que obedece a las dificultades económicas de los países emisores. Las familias hacen muchos números y quieren tener un coste cerrado. Esta situación no es buena para nadie.
¿Y cómo se resuelve?
Todos debemos ser competitivos. Los hoteleros llevan cuatro años en esta labor, especialmente en tema precios. Esto ayuda a recuperar mercado, pero a veces ese turismo no tiene un gran poder adquisitivo. Algunos touroperadores advertían que si esto no cambiaba y los aviones no venían más llenos, reducirían aún más los cupos. Es posible que el 'todo incluido' esté perjudicando a la oferta de servicios complementarios, pero los clientes dicen lo que quieren cuando van al destino y cuanto más nos acerquemos a lo que quieren, más fácil saldremos de esta situación. También tengo que decir que a ningún hotelero le interesa que sus clientes estén todo el día en el hotel porque no viven ninguna experiencia en el destino que puedan contar. Creo que hay que tomar una decisión entre todos en la hoja de ruta que prepara el Consell. Debemos definir el producto que queremos vender y ser valientes 'todos a una'.
¿El turismo debe ser el motor económico de la Isla? Está visto que el poder del resto de industrias cada vez es menor.
El turismo por sí solo no resuelve la situación actual. Hay otras industrias que están haciendo grandes esfuerzos para salir adelante. Es cierto que ahora el turismo genera el mayor negocio y más trabajo, pero también es necesario potenciar el I+D, recuperar el talento de la gente joven y facilitar la creación de nuevas empresas vinculadas o no al sector turismo. En Menorca tenemos empresarios que son líderes en su producto a nivel mundial.
¿La salida a la crisis, la ve más cercana que lejana? ¿Es optimista?
Hay muchos interrogantes, pero lo fundamental es moverse, intentar ser únicos y los mejores. Esto es fácil decirlo y muy difícil conseguirlo. El mundo es cada vez más competitivo. En otros lugares las cosas son más fáciles. Algunos países europeos están saliendo porque se está aprovechando el talento, invirtiendo en I+D y ayudando a las empresas a mantener sus puertas abiertas. Soy optimista, pero realista. Los empresarios estamos acostumbrados a hacer las cosas tomando decisiones duras y valientes.