Decía el artículo 310 de la Constitución Española de 1812: "Se pondrá ayuntamiento en los pueblos que no le tengan, y en que convenga le haya, no pudiendo dejar de haberle en los que por sí o con su comarca lleguen a mil almas, y también se les señalará término correspondiente". Este texto fue la puerta abierta que vieron los habitantes de tres entonces núcleos de Menorca para conseguir su independencia: Ferreries, Es Castell y Sant Lluís. Seguramente el caso más curioso fue el de Ferreries, por ese entonces englobado dentro del municipio de Es Mercadal, puesto que nació bastante diferente en extensión a como es en la actualidad.
El historiador Francesc Carreras recuerda que en el siglo XVIII, algunos habitantes de Ferreries ya habían presentado una petición dirigida a la Universitat General que por ese entonces se ubicaba en Ciutadella. Carreras explica que en esas fechas, la Universitat General era algo así como el Consell de nuestros días. Pues a esa especie de Consell del siglo XVIII, los ferreriencs ya le pidieron su consentimiento para constituirse como lo que se conocía como universidad foránea, es decir, la independencia de Es Mercadal. La solicitud no fue aceptada. Cuenta Carreras que, como en tantas ocasiones, el motivo fue el dinero. Es Mercadal se negaba a perder los terrenos que supuestamente irían a parar a la nueva universidad de Ferreries. La primera intentona, así, falló, pero se había sentado un precedente. que sería clave para el futuro.
Con los nuevos aires que soplaban en 1812, y tras aprobarse la Constitución Española, los ferreriencs tuvieron claro que aquella era su oportunidad, y se dirigieron a Es Mercadal para pedir su segregación. En esa ocasión, la ley máxima les amparaba, y con el artículo 310 en la mano, nació Ferreries. Y lo hizo más grande de lo que es ahora mismo. Bastante más grande.
Y es que Ferreries se quedó con el territorio que ahora ocupa Es Migjorn Gran. Estos terrenos eran, antes del 1812, de Es Mercadal. En esos tiempos, la llamada vicaría perpetua de Es Migjorn Gran estaba adscrita a la rectoría de Sant Bartomeu de Ferreries. Cuando Ferreries sacó adelante su propuesta de segregación, la base para decidir qué tierras se quedaba el nuevo municipio y cuáles Es Mercadal eran precisamente las rectorías. Y como la de Sant Bartomeu tenía bajo su tutela las tierras de Es Migjorn, éstas fueron a parar a Ferreries.
La historia, no obstante, duró poco, solamente dos años. De 1812 a 1814. Fue la primera experiencia de Ferreries como municipio, caminando por sí solo sin necesidad de ir de la mano de Es Mercadal, de quienes los ferreriencs se quejaban, explica Francesc Carreras, que era muy buen recaudador pero muy mal inversor. Es decir, se preocupaba mucho de obtener los ingresos que le podían proporcionar los ferreriencs, pero demasiado poco de velar por su bienestar y sus necesidades.
En 1814, la experiencia propia de Ferreries acabó, como lo hizo el gobierno liberal. Pasaron seis años para que de nuevo el pueblo volviera a beber de las aguas de la independencia, entre 1820 y 1823, de nuevo con un gobierno liberal en Madrid. No fue hasta la aprobación de la tercera Constitución Española (vamos por la séptima) que Ferreries quedó definitivamente asentado como pueblo con identidad propia reconocida administrativamente.
El caso de Ferreries, como se decía al principio, no fue el único. En 1812, la decisión de las Cortes de Cádiz de asentar la organización municipal del Estado en base a municipios permitió también el nacimiento, aunque también por poco tiempo, de Sant Lluís y Es Castell. En Sant Lluís, la experiencia se repitió en 1820 y después en 1837. Este último episodio, de siete años, acabó con las mismas personas que habían promovido la independencia reclamando su retorno al cobijo de Maó después de acumular una gran cantidad de deudas que hacían inviable la experiencia en solitario. Retornó, eso sí, con algunas condiciones y exigencias de una mínima autonomía. Fue en agosto de 1904 cuando definitivamente el municipio adquirió personalidad propia, relata Francesc Carreras.
En Es Castell, la independencia de 1812 fue tan corta como en Ferreries y en Sant Lluís, y en 1836 se volvió a separar por un corto espacio de tiempo hasta que en 1872 se independizó de manera definitiva. Entre estos dos últimos años, el núcleo vivió con una cierta autonomía, con una especie de entidad local menor que le permitía algunas decisiones propias. Era como si anduvieran en bicicleta, pero con las ruedecillas de seguridad puestas.