Paco Borrás, el segundo de la saga de los Borrás-Anglada, es de aquellas personas que de la amistad hacen culto. Amigo de sus amigos, mantiene intactas las relaciones que inició en su etapa juvenil, primero en Es Padronet, a escasos metros del Hotel Sevilla, y después en Es Freginal. Hoy, bastantes años después, revivimos aquella etapa en que todo nos ilusionaba porque la vida nos abría sus puertas de par en par.
Tú eres el único hermano de la familia Borrás-Anglada que no te has dedicado ni a la Restauración ni a la Hostelería. ¿Cuáles fueron las causas de este divorcio?
Detrás de esta realidad hay toda una historia. Recordarás que uno de los lugares de juego más frecuentados por los chicos de aquel barrio, plaza Colón y calles cercanas, era Es Padronet y allí Juan Coll Huguet y yo forjamos una gran amistad y fue precisamente él quien me llevó a Acción Católica, con el Padre Petrus y entré en el remolino de las actividades que el Pater fue articulando. Yo trabajaba en el Sevilla, como mis hermanos y los domingos o festivos en que el Pater programaba ir a bañarnos, con las yolas, a Cala Rata, o al Canal. Yo pedía permiso a mi padre, que solo me exigía que a las doce estuviera en el tajo. Si íbamos a Cala Rata, llegaba a tiempo, pero si íbamos a otro lugar más lejano, me resultaba imposible…
Sobre todo porque las yolas eran de tracción humana, los remos. Pero me imagino que además de este pequeño inconveniente, hubo otras razones.
Claro. Mi padre, que se las sabia todas, fue el primero en introducir el careting, en Maó. Compró unas fiambreras que se colocaban una encima de la otra y en la parte de abajo poníamos unas brasas de carbón para mantener el calor y yo era el encargado de repartirlas, llevaba dos en cada mano cuyo destino conocía de sobra. Un día mi padre me preguntó las causas por las que tardaba tanto cuando iba a una determinada casa, "as carrer des Forn", se trataba de un matrimonio ya mayor. Le expliqué el motivo, que no era otro que al terminar el reparto me quedaba mirando el trabajo que Nito Seba (Gomila) estaba realizando en su taller, reparación y montaje de motores, bobinado etc., trabajo que me entusiasmaba. Mi respuesta hizo que mi padre me preguntase: ¿Crees que este trabajo tiene futuro?, le respondí que lo ignoraba, pero …
Tus padres lo hablaron y …
Al día siguiente mi madre, que tenía grandes dotes de persuasión, fue a hablar con Nito Seba (Gomila). Al principio éste se mostró remiso, pero luego se avino pero con tres condiciones, la primera era que él no podía perder el tiempo. La segunda exigía que paralelamente al trabajo de aprendiz yo debía estudiar, matricularme en Maestría y que él fiscalizaría mis notas. La tercera puedes imaginártela, trabajaría sin cobrar.
¿Cuál fue el primer trabajo?
No lo olvidaré nunca. Al llegar al primer día y preguntarle por dónde empezaba, me dijo que íbamos a instalar una bomba que había reparado. La colocó sobre el portaequipajes de una bicicleta, la ató muy fuertemente y me dijo que él a pie, conduciría la bici y que yo tenía que controlar el balanceo… al conocer el destino quedé anonadado, fuimos al predio de Sant Antoni, el regreso fue más cómodo, él pedaleando y yo sentado en el portaequipajes.
¿En qué colegios estudiaste?
El primero de ellos fue Sa Graduada, luego juntamente con mi hermano José fui a la Academia Cervantes, de donde pasé al Fontirroig y finalmente a Maestría, en donde obtuve mi titulación de Maestro Industrial en Electrónica.
Recuerdo que estuviste metido en algunas de las iniciativas del Pater. ¿Empezamos por el baloncesto?
Vamos a ello. Comencé jugando en el Juventus, el equipo nodriza del Alcázar, conjunto al que accedí junto con Federico Cardona. del B, lo diré así, los dos pasamos al mismo tiempo al A., en cuyo equipo estuve jugando varias temporadas de las que guardo un recuerdo inolvidable.
Lógico porque …
Obtuvimos dos Campeonatos de Balears, lo cual me permitió salir por primera vez de isla. No solo viajamos a Mallorca sino que también lo hicimos a Barcelona y Zaragoza. En la capital maña, en la Fase de grupo, nos medimos al África Ceutí y al Cerbuna, representante local. Una experiencia muy interesante.
De aquella época, ¿a qué jugadores destacarías?
Sobre todos a Ricardo Arguimbau y a Acisclo Domínguez, sin olvidar a Hurtado que dio un gran impulso no solo al Alcázar sino también a todo al baloncesto menorquín. Sin embargo no quiero olvidarme del resto de compañeros, Alfredo Riudavets, Fede Cardona, Sebastián Cladera, Jaime Llobera y algunos más cuyo nombre en este momento no recuerdo.
¿Llegaste a jugar con Juan Coll?
Sí, pero poco tiempo, ya que, por motivos profesionales de su padre se trasladaron a vivir a Palma. a Raimundo Coll le ofrecieron la plaza de primer violín en la Sinfónica de Palma y, lógicamente aceptó, lo que supuso la marcha de toda la familia a Mallorca.
Sigamos con tus actividades, aunque estas enmarcadas dentro del ámbito cultural.
Así es, formé parte del grupo de bailes regionales Illa d'Or y de la Capella Assumpta. En Illa d'Or estaban algunos de mis mejores amigos, como Juan Coll y Diego Petrus y a través de dicha agrupación conocí a la que sería mi mujer, ya que ella y su hermana bailaban con el grupo de Sant Lluís, que coordinaba don Fermín Rosas, el rector del pueblo y la relación entre tales grupos folclóricos era muy frecuente… de la Capella Assumpta debo decir que en aquel momento tuvo una gran importancia.
Ya que has citado a dos de tus grandes amigos, Juan Coll y Diego Petrus, explícame la odisea que realizasteis al cubrir el Camino de Santiago.
Fue espectacular. La primera vez salimos de Roncesvalles y después de 29 días de marcha llegamos a Santiago de Compostela, habíamos cubierto 785 kilómetros. Odisea, como tú la has llamado, agotadora pero sumamente edificantes. Los tres convinimos que había un antes y un después tras cubrir el camino de Santiago. Este primer viaje es el camino francés, posteriormente realizamos el aragonés, con un recorrido más corto que el primero.
Al recordar nuestra etapa juvenil pienso que el Pater, el Padre Petrus, nos marcó a todos muy positivamente. ¿Cómo lo definirías?
Como el referente para la juventud mahonesa de aquellos años. Para mí era "un sant homo amb els peus en terra", un cura especial, con una fuerte personalidad, activo a más no poder pero sumamente humano y comprensivo.
¿Sigues siendo consecuente con aquellos principios que él intentó inculcarnos?
Sí, aunque con matices. En aquellos años todo giraba en torno a unos principios establecidos que debías cumplir, pero la lógica evolución, al igual que la relación con el Padre Seguí hizo que evolucionara, además junto con mi esposa leímos mucho y convenientemente asesorados, lo cual nos hizo reflexionar, como también el contacto con los hijos, pudiendo contrastar opiniones diferentes, más actualizadas lo que hizo que tamizara todo lo acumulado y quedara solo lo esencia, lo que tiene auténtico valor.
En el apartado profesional también has recorrido un largo camino. ¿Por donde empezamos?
El primer peldaño consistió en montar un taller mecánico en la calle de Sant Bartomeu y comencé a navegar por mi cuenta. Pero me llegó la llamada de la GESA, cuando yo contaba 20 años de edad e iban a inaugurar la central del Cós Nou. Antonio Gómez de Tejada, al que conocía del Alcázar en que había sido entrenador y un sinfín de cosas más, entre ellas presidente, había sido nombrado delegado de GESA y necesitaba con suma urgencia dos operarios de cuadro, y me propuso uno de estos puestos, acepté, con el visto bueno de mi padre y junto a Nito Estela, el otro elegido nos desplazamos a Palma y durante tres meses estuvimos haciendo prácticas en la central de El Molinar. luego, al entrar en funcionamiento la central des Cós Nou, desembarcamos en Maó y, dado que yo tenía la especialidad, ya entré como oficial de primera.
¿Cuántos años en GESA?
Doce, pero abriremos un paréntesis. Yo vivía en el Hotel Sevilla y quise contribuir al esfuerzo familiar, no quería vivir de prestado pero también quería casarme y en aquellos años el montar una casa representaba un importante desembolso económico, por ello seguí manteniendo el taller abierto lo que supuso que durante siete años tuve que hacer turnos de 8 horas, o las que fueran… en realidad iba como un zombie, pero de esta manera podía dedicar el sueldo de GESA a mi casa y los beneficios del taller para el ajuar. Un montaje que me representaba el realizar un enorme esfuerzo hasta que…
Dejaste GESA.
Sí, pero matizaré. mi situación era insostenible, los turnos me mataban. Expuse mi situación a Marcial Camps, excelente jugador de basket y entrañable amigo tuyo y mío, quien me dijo que la compañía iba a construir una nueva central, creo que incluso los terrenos ya habían sido adquiridos, y que a mí me nombrarían jefe de mantenimiento. Y se hizo la luz pero poco después vino a verme para decirme que de la nueva central nada de nada, que iban a conectar Mallorca con Menorca a través de un cable submarino y que la idea de una central nueva quedaba pospuesta… seguí en mis trabajos hasta que Juan Mercadal me propuso hacerme cargo del montaje de su nueva fábrica y acepté el nuevo reto y me desligué de GESA.
Aunque conozco, someramente, tu vida, he de decirte que es todo un serial.
Sí, porque mi nuevo trabajo me llevó a Alemania para comprar la maquinaria a instalar y una vez aquí acepté el montarla, con un serio handicap puesto que toda la documentación para su montaje estaba en alemán. Afortunadamente un amigo que junto a su padre había emigrado a Alemania en los años difíciles, me tradujo al castellano todo aquel "paperam" y salimos airosos del envite.
Y de la macro urbanización de Els Alocs, con Antonio Seguí de por medio, ¿qué sucedió?
Un grupo alemán proyectaba una macro urbanización en Els Alocs y a Antonio Seguí, con el que contacte, le habían adjudicado toda la obra civil y el contratista de Sant Lluís me propuso llevar a cabo toda la parte eléctrica del proyecto, inclusive dos transformadores exteriores pero llegó la crisis y sin apenas haberla superado murió Franco y su muerte vino acompañada por la crisis del petróleo… sea por lo que fuere lo cierto es que el grupo inversor alemán salió por piernas, no confiaban en el futuro de España, decían que se iba a producir un golpe de estado y que todo se iría al traste, lo cierto es que quedamos colgados. ellos, los alemanes invirtieron su capital en Corea, construyendo una fábrica de calcetines.
Mal momento, pero ¿cómo te las ingeniaste?
Como pude y supe, porque en aquel momento tenía a nueve operarios en nómina y no quería mandarlos al paro. Afortunadamente tenía el taller funcionando y en épocas de crisis las reparaciones abundan, porque resulta más barato reparar que reponer. Además la instalación eléctrica del Polideportivo Municipal, todo su montaje había corrido de mi cuenta y a la hora de su apertura, uno de mis operarios, perfectamente preparado para ello, fue contratado para el mantenimiento de dicho polideportivo, un alivio, para él y para mí.
Sí, pero Juanjo Sintes, que hacía tiempo quería incorporarme a su empresa, me hizo una oferta formal que acepté. en aquel momento Hijos de J. Sintes tenía entre manos toda la parte eléctrica del polígono industrial de La Trotxa, proyecto muy interesante al que me sumé, asumiendo también todo lo referente al aire acondicionado por lo que tuve que desplazarse a Torrejón de Ardoz para ultimar la parte practica de dicha especialización.
Y tú fichaje por AENA, ¿cómo se produjo?
Por casualidad. La nueva terminal aeroportuaria estaba en su fase final y AENA ofertó una serie de plazas, y acompañando a un compañero que quería solicitar una de dichas plazas comprobé que una de ellas correspondía a mi especialización y, presenté la instancia, aunque antes advertí que tenía 54 años de edad, que no constituyó inconveniente y, al ser elegido me desligué de Hijos de J. Sintes.
Con la bendición de una de tus hijas.
Sí, porque me recordó mi edad y que en Hijos de J. Sintes había trabajos poco apropiados a dicha edad. Además en el Aeropuerto la jornada laboral era de 7 horas.
Hasta que llegó la prejubilación.
Efectivamente, a punto de cumplir los 60 años me llegó una carta de AENA en la que me proponían la prejubilación, oferta ampliada a todo el personal que se hallaba en las mismas condiciones que yo. Acepté entre otras cosas porque había una velada advertencia que nos recordaba la implantación de la movilidad y para mí dejar Menorca en aquel momento no me interesaba, ni poco ni mucho.
Y con seis años de trabajo aéreo te plantaste.
Pero seguí en activo, y acepté dar clases de Metodología didáctica en los cursillos dedicados a los parados. Algo que me entusiasmó porque pude seguir siendo útil.
Los hermanos Borrás-Anglada, ellas, las mujeres y vosotros los hombres dais un tono de optimismo muy estimulador. ¿A qué se debe?
Lo hemos heredado. Mis padres que eran los conserjes del Casino Consey, precisamente yo nací allí, en los años difíciles de la posguerra tuvieron que espabilarse para salir a flote. Mi padre llegó a trabajar como platero en el taller de sus primos, els Gelaberts y tanto él como mi madre se las venían y deseaban para ir tirando. Cuando estaban a punto de adquirir, a fons perdut una casa "en es carrer des Negres" mi padre cambió de idea y alquiló el Sevilla y, con las pilas recargadas, iniciaron una nueva etapa… de ellos, de el hecho de levantarse a las seis de la mañana y acostarse a la una de la madrugada, nace nuestro optimismo, nuestra forma de ser, de encarar la vida con un talante cien por cien positivo.
Hemos superado varias crisis, tú mismo lo has recordado, ¿superaremos la actual?
Claro que sí, pero para ello hay que ponerse las pilas, o recargarlas, adaptar una actitud positiva y trabajar, y te diré más, si no hay trabajo habrá que inventarlo porque el apoltronamiento no produce renta alguna, ni crea puestos de trabajo.
Me alegra el comprobar que sigues siendo el de siempre, aquel chaval que contagiaba su innata alegría.
Es que sigo apostando por lo que creo entre ello que solo hay dos formas de "fer doblers", trabajando, es decir, el método tradicional y el chorizar, sistema moderno puesto en práctica por algunos irresponsables.
Actualmente, ¿cuáles son tus aficiones?
Muchas, diseñar y fabricar pequeños inventos, el cuidado des meu hort, leer, escuchar música, pasear e incluso montar en bici y ejercer de abuelo.
Y a la vida, desde tu optimismo, ¿qué le pides?
Mantener lo que tengo, bienestar para mi familia, y salud y paz para todos.
Compartir y optimizar cuando hace, un lema por el que todos deberíamos apostar.