El sector primario menorquín considera que buena parte de su supervivencia y viabilidad pasa por recibir un trato justo por parte de la Unión Europea. El hecho insular supone para el campo una serie de condicionantes negativos que se traducen, en resumen, en elevados costes y precios de venta reducidos.
El Govern, consciente de este problema, ha elaborado un documento de título elocuente, "SOS. La agricultura de las Islas Baleares en peligro de extinción", que se utilizará para reclamar ante las administraciones europeas un mayor apoyo al ámbito rural del Archipiélago. No es un mero recopilatorio de estadísticas, que también, sino que propone una solución concreta en este sentido: incluir a Balears en la lista de territorios que cuentan con un régimen específico.
El informe elaborado por el Govern evidencia que los lugares con un régimen específico o POSEI reciben una cantidad de ayudas europeas muy superior a las Islas, apelando a su condición de ultraperiféricas. Estas son Canarias, Azores y Madeira, y los departamentos franceses insulares de ultramar. Su asignación presupuestaria desde la UE es mucho más alta.
Guillermo de Olives, presidente de AGRAME, comenta que el documento demuestra "la hecatombe" del sector primario menorquín, que se frenaría con una simple consideración más justa desde la UE. De Olives asegura que es falso el tópico de que el campo vive de subvenciones, ya que, afirma, los productores solo reciben unas compensaciones por los altísimos precios a los que pagan, por ejemplo, el pienso, y las bajas cantidades que están obligados a cobrar por la leche.
El informe del Govern estima que el coste del pienso en Balears sobrepasa en un 50 por ciento, más o menos, la media española, porcentaje algo menor en el combustible y el abono. En otras cifras, se constata que la rentabilidad y el margen bruto de explotación en las Islas están en la cola del país e infinitamente por debajo de los números de Canarias.
El documento constata el declive de la rentabilidad agraria. El índice de ayudas de la PAC por hectárea y beneficiario, también está muy por debajo de las medias española y europea.
Estables a fuerza de crisis
Guillermo de Olives comenta que el número de fincas activas y de profesionales del campo no desciende ni se incrementa por efecto de la crisis. Explicación. Quien trabaja en el campo no lo deja porque no hay trabajo de otra cosa, y del campo al menos come. Pero al mismo tiempo nadie dispone de los millones de euros necesarios para poner en marcha nuevas explotaciones.