Dos de los siete acusados por agredir a tres policías durante una trifulca en el puerto de Maó, Víctor López y David González, fueron condenados ayer a un año de prisión por un delito de atentado a los agentes de la autoridad, una pena que probablemente no deberán cumplir al no disponer de antecedentes penales, tal y como confirmó tras la vista oral la Fiscal que se encarga del caso.
El Ministerio Público que inicialmente solicitaba un año y nueve meses de cárcel para los siete imputados, alcanzó un acuerdo con los abogados defensores, de modo que tan solo los dos acusados que fueron detenidos el día del suceso fueron condenados por un delito de atentado a la autoridad. El resto de los imputados, L.M.S, J.A.G.M, V.T.S y Y.N.S fueron considerados por el juez como autores de una falta de lesiones, por la que deberán cumplir doce días de localización permanente, y de una falta de desobediencia, por la que pagarán cada uno de ellos una multa de 320 euros.
Por su parte, Víctor López y David González deberán hacer frente a una multa de 60 euros por una falta de lesiones. También David González fue condenado a indemnizar a uno de los Policías Nacionales agredidos con 321,20 euros por las lesiones y daños ocasionados, mientras que el resto de los acusados deberán pagar conjuntamente 300 euros a otro de los policías y 400 al último agente agredido.
Suceso
Los hechos enjuiciados se remontan al 5 de septiembre de 2009 en torno a las 3.05 horas de la madrugada. Los dos agentes se encontraban realizando una patrulla preventiva en el Moll de Llevant a la altura del aparcamiento de la zona de embarque de Baleària cuando el acusado L.M.S comenzó a hacer gestos de burla a los policías, negándose a ser identificado y manifestando que él mismo era Guardia Civil.
A continuación, se personó el imputado David González, que también se burló de los agentes y comenzó a golpear a uno de los policías en el pecho y en la zona interna del brazo derecho, rompiéndole como consecuencia el teléfono móvil que portaba.
Por su parte, Víctor López golpeó al otro agente en reiteradas ocasiones. El policía, al verse rodeado y zarandeado por los acusados, fue retrocediendo con la porra en la mano hasta que tropezó y cayó al suelo. En ese momento, fue atacado por los imputados, quienes le propinaron patadas en la cabeza, piernas y tórax, llegando incluso a golpearle con su propia porra.
Según el escrito de la Fiscalía, el agente tuvo que hacer uso de su arma reglamentaria a modo disuasorio ante esta situación, llegando a disparar el arma (un cartucho alivia-muelles que no tiene capacidad para producir fuego) al estar perdiendo la visión por los golpes recibidos y encontrarse a punto de desmayarse.
Como consecuencia de la agresión uno de los agente sufrió contusiones en la órbita izquierda, codo derecho y muñeca izquierda que precisaron de una primera asistencia facultativa sin posterior tratamiento médico.
Por su parte, el otro agente sufrió una herida en el labio superior y una contusión en el brazo derecho y, del mismo modo, fue asistido en el hospital aunque no precisó tratamiento.