Sergio Dalma lleva una larga carrera musical a sus espaldas. Sabe estar sobre un escenario y el público menorquín que acudió anoche a sus conciertos se lo supo agradecer con auténtica devoción.
Diez minutos después de la hora programada, el cantante, junto a su banda de cinco músicos, iniciaba su concierto sobre un escenario muy bien decorado para la ocasión. Ya que el catalán presentaba su trabajo Vía Dalma II, el equipo del 'Principal' consiguió ambientar el espacio como si fuera un muelle italiano. Los músicos salieron actuando con remos, cajas o cuerdas, iniciando una conversación con Dalma, quien no dudó en comentar algunos recuerdos de infancia italiana y brindar con vino con el resto de la banda.
Las proyecciones y la disposición de los elementos crearon una atmósfera íntima perfecta para el intro, una dedicatoria a Lucio Dalla. Le siguieron temas como "Caruso", "La cosa más bella", "Senza una donna", o "La bambola".
Tras el saludo de Dalma al público y pedir que no se colgaran fotografías o vídeos en las redes sociales "para no romper la sorpresa al resto", el cantante saltó del escenario al pasillo del teatro para interpretar "El italiano" y dar la mano a algunos asistentes, algo que hizo que muchas fans se levantaran de sus asientos.
El cantante continuó con "Bella sin alma", "El mundo", una de las canciones que más gustó; "Yo no te pido la luna", "Jardín prohibido", "La fuerza de la vida", "No despertaré", "La vida empieza hoy", "Tú", o "Gloria", repasando así algunos de sus clásicos de otros discos.
Tras una hora justa de concierto, la banda se despidió para volver a salir y ofrecer un generoso bis. El público dejó claro que quería más Sergio Dalma y, sobre todo, quería escuchar los temas más conocidos.
Así fue. Dalma experimentó musicalmente con "Esa chica es mía" y "Déjate olvidarte", además de tocar "Sola para ti" con un acertado toque acústico.
La mejor manera de terminar el concierto fue con los grandes hits del cantante "Te amo", "Bailar pegados", y "Galilea", que pusieron punto y final a un espectáculo muy esperado en el que el público cantó, bailó, y, sin duda, se emocionó. En definitiva, lo que busca la música.