Un grupo de jóvenes que participaba en la cacerolada en rechazo a los recortes del sistema educativo invadió ayer por la tarde el patio de la delegación insular del Gobierno.
El episodio se originó mientras los representantes sindicales entraron a la sede insular del Estado para entregar el manifiesto en favor de una educación de calidad y en rechazo a las medidas aprobadas por el Ejecutivo de Bauzá.
Mientras éstos intercambiaban opiniones con el director insular de la Administración General del Estado, Antoni Juaneda, y la cacerolada organizada por ese fin se hacía oír fuertemente, el colectivo de estudiantes fue adentrándose hasta la mitad del patio. Alzaron pancartas y carteles con mensajes de "Sense salut, ensenyança i molt d'atur, no tenim futur" o "Bauzá y companyia, escola pública voldria", además de un par de banderas independentistas, y se sentaron para no ser abandonados del recinto.
Pero sus reivindicaciones no acabaron ahí. Un guardia civil y cuatro policías nacionales avanzaron hasta donde se encontraba el colectivo para impedir su avance, limitándose a proteger la delegación del Gobierno, sin uso de la fuerza ni ningún tipo de represión, aunque el grupo pretendiera provocarles.
Según explicó uno de los jóvenes que estaba al frente del colectivo, "les hemos preguntado si estábamos haciendo algo que no podíamos, nos han pedido que les habláramos en castellano. Después nos han dicho que no podíamos estar allí y que abandonáramos el recinto. Sólo queremos quejarnos por los recortes y hacernos oír". A pesar de estos ruegos, los jóvenes se resistían a ceder.
Finalmente los efectivos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado consiguieron cerrar la barrera. Posteriormente, uno de los manifestantes la agarró sacudiéndola con violencia.
Parecía que el movimiento se estaba disipando cuando el director insular de la Administración General del Estado, Antoni Juaneda, salió de la delegación escoltado por varios policías nacionales y efectivos de la Guardia Civil que le acompañaron hasta donde se encontraba aparcada su moto. Los jóvenes se envalentonaron de nuevo abucheándole con insultos.
Este suceso se enmarcó en la cacerolada organizada por los sindicatos juntamente con asociaciones de padres y madres y el propio alumnado. La Plaça Miranda reunió a unas 300 personas que a golpe de cacerola, sartén o cualquier otro instrumento sonoro y durante algo más de un cuarto de hora rechazaron las medidas de recortes aprobadas por el gobierno de Bauzá.
Pancartas que versaban "amb l'educació no s'hi juga", pegatinas de "Som menorquí, estim la nostra llengua. M'entens o no m'entens?" y camisetas con mensajes de "Escola pública de tots per a tots" llenaron la plaza de reivindicaciones.
Algunos centros y colectivos vinculados a la educación expusieron su caso y la repercusiones de los recortes . Así, la plataforma de alumnos de FP informó del "desamparo" a la hora de querer avanzar en estudios de Formación Profesional. El Moviment de Renovació Pedagògica lamentó que la Escola d'Estiu per a Ensenyants se esté celebrando gracias al desembolso económico de sus organizadores y la Plataforma por la Enseñanza Pública explicó el caso del instituto Cap de Llevant como ejemplo de la situación que padecerán los centros educativos el próximo curso.
La secretaria de FETE-UGT, Jacqueline Moreno, avanzó que en junio probablemente se celebre otra cacerolada. Además, los sindicatos dejan la puerta abierta a la convocatoria de huelga.