"¡Qué bonita es Menorca! Es la primera vez que vengo y, aunque aún tengo una visión muy precaria, la primera impresión ha sido magnífica. Vamos a visitar todo lo que podamos". Estas palabras podrían proceder de cualquier turista que recala en Menorca por primera vez. Pero, sin duda alguna, toman relieve si el personaje que las pronuncia es el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.
Carismático, cercano y con una mirada cargada de esplendor, el escritor de origen peruano llegaba ayer por la tarde a la fortaleza de La Mola acompañado de su mujer y unos amigos.
Era la primera visita que realizaba aunque llegara a la Isla por la mañana. Una indisposición no le permitió visitar el poblado talayótico de Trepucó ni tampoco desplazarse hasta una fábrica de calzado.
Pero la visita a La Mola fue de lo más gratificante. No salía de su asombro ante tal belleza, una impresión que acompañaba con adjetivos como "impresionante", "magnífico", "precioso".
Puso especial atención a la historia de la fortaleza, sin dar crédito a que nunca llegara a artillar. Además, mostró especial interés por el nivel de afectación de la crisis al mercado turístico isleño.
Mario Vargas Llosa visitará esta mañana la ciudad de Maó y por la tarde estará en Ciutadella para vivir las fiestas de Sant Joan. El domingo está previsto que el escritor haga una excursión en barco por la costa menorquina.
El autor de la obra "La ciudad y los perros" aseguraba ayer que conocía bastantes zonas de Balears aunque la balear menor se le había resistido hasta este momento.
El viaje a Menorca de Vargas Llosa se produce después de que el pasado miércoles recibiera en Madrid un homenaje de la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) al publicar una edición conmemorativa de "La ciudad y los perros".
Su obra ha sido merecedora del premio Príncipe de Asturias de las letras y el Premio Cervantes, entre otros.