Cinco campañas de excavaciones ha necesitado un equipo de arqueólogos del Museu de Menorca y de la asociación Amics del Museu de Menorca para excavar y restaurar el recinto adosado al talayot occidental del poblado prehistórico de Cornia, con lo que un aparente túmulo de piedras y tierra ha dado paso a una estructura pétrea que hace 3.000 años acogió actividades rituales y de manipulación de alimentos. Mañana tendrá lugar, a las 11 horas, una jornada de puertas abiertas, que incluye una visita guiada para conocer el yacimiento.
Hoy finalizan los trabajos de campo de esta quinta y última campaña, entre los que se encuentra la restauración de muros y pavimentos y la reconstrucción del acceso principal adintelado del recinto, con la colocación de la piedra original de 1,80 metros de longitud -cuyo peso supera las dos toneladas- que fue localizada caída en las inmediaciones de la zona, según han informado los arqueólogos Toni Ferrer y Montserrat Anglada. El dintel ha sido colocado mediante un camión-grúa y su estabilidad ha sido reforzada con la colocación de varillas de fibra de carbono y resina epoxídica para sujetarlo con piedras contiguas.
El equipo científico, bajo la dirección de los arqueólogos Lluís Plantalamor, Toni Ferrer, Montserrat Anglada y Damià Ramis, ha finalizado las excavaciones de una estructura exterior ubicada al este del edificio, que han permitido la localización de una hornacina, cuya funcionalidad está todavía por determinar. Asimismo, los arqueólogos han recuperado materiales similares a los encontrados en los últimos años en el interior del edificio prehistórico, entre los que se hallan cinco vasos troncocónicos con asa, de cuatro centímetros de altura. Las pequeñas dimensiones de estos vasos sugiere a los arqueólogos que no eran utilizados para la ingesta de líquidos durante las comidas y, por ello, apuntan a la hipótesis de que estén relacionados con actividades rituales de los talayóticos que habitaron el poblado de Cornia. Por otra parte, en esta zona exterior se ha localizado un 'sitjot', a pocos metros de la hornacina anteriormente citada, de cuyo interior se han recuperado fragmentos de cerámica talayótica y restos de fauna doméstica, concretamente -de mayor a menor cantidad- cabras, ovejas, cerdos y vacas.
Ocupación
Las excavaciones del edificio prehistórico de Cornia han permitido llevar a cabo dataciones absolutas para poder fijar con mayor exactitud el periodo en el que fue utilizado por sus moradores. Así, Ferrer y Anglada afirman que la permanencia humana en este edificio se prolongó por un tiempo máximo de 600 años, puesto que la ocupación más antigua se remonta a 1.000 -1.100 a.C., mientras que el abandono tuvo lugar entre 800-500 a.C. El hallazgo de herramientas relacionadas con la manipulación de alimentos (molinos de mano, percutores de piedra, punzones de hueso), cerámicas, semillas de trigo y cebada y restos de fauna hace pensar que el edificio, además de acoger actos rituales, también fue utilizado para almacenar los alimentos de esta comunidad talayótica.