La campaña de excavaciones que la Università de Sassari, de Cerdeña, ha realizado este verano en el yacimiento prehistórico de Cap de Forma, en Maó, ha permitido confirmar la existencia de tres unidades habitacionales, de planta rectangular, y una área de combustión de época talayótica. Estas estructuras se remontan al periodo comprendido entre los años 1.500 y 1.200 a.C., según ha asegurado la catedrática de Protohistoria Europea y directora de las excavaciones Anna Depalmas.
Los trabajos de campo efectuados el pasado mes de junio se han centrado en la confirmación de la existencia de tres unidades habitacionales en la parte posterior del muro ciclópeo, así como una área de combustión que fue utilizada para usos domésticos, según la profesora Anna Depalmas. Asimismo, se ha constatado la presencia de vasos contenedores de cerámica, que serán debidamente reconstruidos en un posterior trabajo de laboratorio, así como distintos niveles de cenizas que indicarían una acción de fuego continuada en el tiempo.
Por tanto, Depalmas señala que esta zona de combustión estaría seguramente destinada a la cocción de alimentos que consumieron los menorquines talayóticos que hace más de 3.200 años habitaron este enclave prehistórico.
Los trabajos arqueológicos también han incidido en la existencia de una cavidad de tres metros de diámetro en el sector oriental del yacimiento, de la que se han extraídos cantidades de tierra y piedras hasta alcanzar una profundidad de dos metros. No obstante, todavía no es posible afirmar con seguridad que se trata de un pozo o una cisterna.
En este sentido, Depalmas destaca el hecho de que si se tratase de una cisterna constituiría una nueva evidencia de la estrategia que los pobladores talayóticos utilizaban para disponer de los recursos hídricos suficientes para su subsistencia, sobre todo en una isla carente de ríos y con escasez de manantiales. Esta estrategia puede comprobarse en los poblados prehistóricos de Torre d'en Galmés, Cornia Nou y Sant Agustí, donde se han localizado las estructuras necesarias para la recogida de las aguas pluviales y su posterior almacenamiento.
Las excavaciones han permitido la recuperación de una gran cantidad de material arqueológico, formado por fragmentos de cerámicas y huesos de animales que datan del talayótico inicial. Así, Depalmas destaca de entre los materiales encontrados un vaso de asa de lengüeta y contenedores cilíndricos con decoración incisa, que son comparables con objetos similares del Bronce medio y reciente de la Cerdeña nurágica.
El doctor Claudio Bulla y la arqueóloga Giovanna Fundoni han colaborado en la dirección de las excavaciones, además de haber participado en las mismas las especialistas en arqueología Isabella Atzeni, Gabriella Columbu y Letizia Lemmi, así como los estudiantes Battistina Casula, Stefano Cherchi, Davide Fadda, Lucia Faedda, Francesca Idda, Valentina Onida y Guiseppina Ruggiu, del Departamento de Historia, Ciencias Humanas y Educación de la Università de Sassari.
La campaña ha contado con la financiación de la Fundazione Banco di Sardegna y el Consell.