Otro agosto los aparcamientos que dan acceso a las playas vírgenes de la Isla están llenos a diario. Se trata de enclaves naturales que en los últimos años se han convertido en el principal atractivo de visita a la Isla. Según técnicos consultados, el interés mayoritario es el de ir a la playa, aunque se impone la tendencia de nuevos usos de los aparcamientos para acceder a los espacios naturales o al Camí de Cavalls.
Los Planes Especiales de las ANEI regulan la capacidad de los aparcamientos en los espacios naturales con un límite de aforo. En los casos de los accesos gestionados por el Consell, a través de vigilancia contratada, al estar llenos se cuelga el cartel de completo a diario.
En otros enclaves, como Favàritx y Cavalleria, sin vigilancia en los accesos, los coches que no encuentran estacionamiento en la zona habilitada optan por aparcar en los arcenes de la carretera, lo que aumenta la saturación.
Sobre este problema, el Consell este año ha actuado en la carretera de Sant Tomàs, dónde ha instalado cuerdas disuasorias en los márgenes de la carretera para evitar los estacionamientos de coches en el arcén. Y todo apunta que la medida ha funcionado. No obstante, en puntos como Favàritx, el problema prosigue.
El Consell gestiona, a través de concesión, la vigilancia y regulación de los accesos a las playas vírgenes de la costa sur de Ciutadella, La Vall y Binimel·là. Este verano, también ha asumido el control del acceso a Cala Turqueta, que antes realizaba el IBANAT y del que ha desistido por falta de recursos.
También la Demarcación de Costas ha dejado de gestionar la vigilancia del aparcamiento de Cala Mitjana, después de que el Consell haya abierto este verano el nuevo parking próximo a la carretera de acceso a Cala Galdana.
Según fuentes del Consell, la actuación en Mitjana ha sido positiva. El argumento es que el nuevo aparcamiento no sólo ofrece capacidad para el acceso a esta playa y a Trebalúger, sino también para los usuarios del Camí de Cavalls y para atender la demanda de aparcamiento de la urbanización de Cala Galdana, con lo que se ha conseguido evitar el problema del aparcamiento en los arcenes que se producía en otros años.
El nuevo parking también ha permitido anular el aparcamiento trasero a la playa, por lo que este verano se ha ganado esta zona como área verde de descanso. Este nuevo parking se autorregula, según fuentes del Consell, por lo que a partir de ahora ya no será necesaria la contratación de vigilancia del aparcamiento, un ahorro.
Ha habido otros dos parkings donde el Consell ha actuado esta temporada, con el rechazo del GOB. Por un lado, se ha habilitado una nueva zona de aparcamiento en Cavalleria, con el argumento de que ya era utilizada en otros años y estaba explanada. Por otro lado, el aparcamiento público de Macarella se ha ampliado. En este punto, según fuentes del Consell, el motivo ha sido por razones de seguridad, para disponer de suficiente espacio de prevención entre la aglomeración de coches y el bosque y evitar riesgos de incendio en la zona boscosa.
Se trata de medidas que reabren el debate sobre la necesidad o no de ampliación de los aparcamientos de las playas vírgenes. Una cuestión que, sin embargo, implicaría la modificación puntual de los planes especiales, que limitan la capacidad de los parkings para evitar la masificación de las áreas naturales litorales. En este sentido, surge otro aspecto de reflexión. Existen playas vírgenes que no sólo están ocupadas por bañistas que han llegado en coche, también llegan por mar. En algunos casos, existe el servicio de golondrinas que a diario transporta a un gran número de turistas, aunque se trate de un servicio que puede contribuir a descongestionar los accesos.
La única playa virgen que dispone de servicio de transporte colectivo es Son Saura, en Ciutadella. Desde el GOB este verano han vuelto a incidir en la necesidad de implantar este tipo de servicio colectivo para las playas vírgenes y evitar así la saturación de los accesos. Una medida que el Consell se ha comprometido a estudiar.