El flamenco es la pulsación de su vida. Y así lo demostró ayer de nuevo en Menorca. Lo siente, lo respira y sin duda lo demuestra en el escenario. No fueron necesarios ni focos, ni indumentaria adecuada ni tampoco unos músicos de primera. Unas melodías con el ordenador y un ambiente que rebosaba arte andaluz fueron suficientes para que el artista granadino Rafael Amargo demostrara su amor por el taconeo y el flamenco con una técnica perfecta.
La sala multifuncional de Es Mercadal acogió ayer una clase intensiva a cargo de este prestigioso bailaor y coreógrafo organizada por la Escuela de Flamenco Ferres Danza. Una treintena de bailarinas esperaban ansiosas al "artista", tal como aseguraron, quien llegó unos quince minutos tarde. La 'master class' comenzó con intensidad y los rostros de las aprendices tan solo reflejaban admiración por el arte que desprendía el bailaor.
Les pidió que disfrutaran de la clase, que se desinhibieran y que expresaran con el cuerpo. Derrochaba cercanía y sencillez en sus palabras y mucho desparpajo en sus pasos.
Ellas lucían sus mejores galas, todas con falda de volantes y zapatos de flamenco para que la sala se llenara de taconeo. Iban dispuestas a perfeccionar la expresión corporal y la comunicación flamenca.
Tras unos estiramientos que ya hablaron de estilo sureño, el bailaron les puso a prueba con una serie de pasos improvisados con los que las participantes tuvieron que lidiar. Y no lo hicieron nada mal.
Tango, rumba y sobre todo flamenco fueron el plato fuerte de la sesión. Cabe recordar que el conocido artista ofrecerá el próximo viernes un espectáculo en el Teatre Principal en el que compartirá escenario con el caballo menorquín. Una fusión que promete.