Once de la mañana de ayer. Aparcamiento periférico del Camí de Ses Vinyes. El estacionamiento cuesta desde hace unas semanas veinte céntimos la hora sin tarjeta de residente (la mitad con el documento). Solo hay dos coches aparcados. A unos cincuenta metros, apenas un minuto andando, en el tramo superior de la calle Sant Esteve, impera la zona azul, a 1,50 euros la hora sin tarjeta de residente. De unas cuarenta plazas, la mitad están ocupadas. ¿Por qué se paga mucho más por aparcar prácticamente en la misma calle?
El misterio ha sorprendido al equipo de gobierno del Ayuntamiento de Maó. El concejal responsable de movilidad, Salvador Botella, admite que se ha podido producir un fallo a la hora de informar a los ciudadanos sobre el nuevo sistema, algo que habrá que corregir. "Estamos en fase de prueba, pero los aparcamientos tienen una menor utilización de la esperada". "La gente se piensa que todas las zonas de pago son iguales, cuando las condiciones son muy diferentes". Y es así, tanto en el precio como en la limitación del tiempo.
El caso del aparcamiento de Ses Vinyes es con mucha diferencia el más extremo. En otros como el ubicado en la calle Vassallo o el situado frente a la Policlínica Virgen de Gracia la ocupación roza, más o menos, el cincuenta por ciento, al igual que la parte de pago de Sa Sínia des Cuc. El más exitoso, al menos por lo visto ayer por la mañana, es el parking de Es Freginal, con una ocupación que rondaba el 90 por ciento. No obstante, continúa sorprendiendo que tuviera plazas vacantes mientras otros coches aparcaban en la calle Ramón y Cajal, pagando una tarifa muy superior a apenas veinte metros de distancia y cuando el cartel que informa de los 0,20 euros la hora está a apenas cuatro metros del parquímetro donde se paga el euro y medio por sesenta minutos de estacionamiento.
Botella asegura que el equipo de gobierno se dará dos meses de margen para analizar el funcionamiento de estos aparcamientos periféricos, que suman 480 plazas. Espera que después de las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia se reactive la actividad habitual de la ciudad, y con ella el uso de estos parkings por parte de los residentes, "todos los cambios de hábitos cuestan algo". Si no es así, no descarta nada. "Tenemos que pensar si realmente estos aparcamientos son o no necesarios". El edil recuerda que hay cambios en el tráfico de Maó aún pendientes y que novedades como la apertura del parking de Catisa se tienen que asimilar poco a poco.
El concejal formula una pregunta clave. "¿Han desaparecido los coches que antes llenaban estos aparcamientos periféricos? Es algo muy curioso" La respuesta, evidentemente, es no. No han desaparecido, lo que lleva a Botella a formular la hipótesis de que "los propietarios dejaban allí los coches durante largos periodos de tiempo y ahora han buscado alternativas".