Conectarse a internet en las principales calles de Maó aún no es posible a pesar de que hace más de un año el anterior equipo de gobierno municipal firmara un convenio con el Consell para que la ciudad dispusiera de red inalámbrica. Entonces se anunció una inversión de 15.000 euros asumidos en su mayoría por la máxima institución insular. Sin embargo ahora, el gobierno local de Águeda Reynés ha decidido no aplicar dicho proyecto porque "tal y como está redactado el convenio hay más peros que puntos a favor". Así justificó ayer la renuncia el concejal de Nuevas Tecnologías, Alejandro Sanz.
El proyecto contemplaba la instalación de 18 nodos en distintas ubicaciones del centro urbano (diez de titularidad pública y ocho privadas) con el objetivo de dar cobertura de internet desde la plaza Esplanada hasta la Miranda, incluyendo las calles comerciales de Ses Moreres, Costa Hannover, S'Arravaleta, Bastió, plazas de la Constitución y de la Conquesta. En cambio, a fecha de hoy, nada de esto es posible.
El concejal de Nuevas Tecnologías, Alejandro Sanz, argumentó la decisión de desestimar el proyecto del gobierno de Tur explicando que el servicio de wifi que pretendía ofertar el Ayuntamiento entraba en competencia directa con las conexiones a internet ofrecidas por los bares y restaurantes de estos barrios de la ciudad. Además, la velocidad de acceso gratuito propuesta era "demasiado lenta" (256 kilobites) y por un tiempo también limitado, de apenas 30 minutos. No obstante, según la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, las Administraciones Públicas solo pueden ofrecer un servicio gratuito de wifi siempre que no llegue a las viviendas y la velocidad no supere los 256 kilobites por segundo apuntados para no incurrir en competencia con los operadores privados.
El convenio también contemplaba, en palabras del concejal de Nuevas Tecnologías, que el Ayuntamiento debía "ayudar en la negociación" para que las comunidades de vecinos cedieran un espacio en aquellos lugares donde era necesario implantar las antenas. "Hay mucha gente reacia a la instalación de antenas, además esto provocaría un impacto visual en las fachadas y no sería fácil", reflexionó Sanz, quien incidió en que el convenio tenía apenas una vigencia de nueve meses. "Es cierto que era prorrogable anualmente por acuerdo de las partes, pero tenía más inconvenientes que cosas a favor. Era conflictivo con bares y restaurantes, había que negociar con comunidades de vecinos y operadoras y sólo para media hora de conexión con una velocidad demasiado lenta. Tal y como estaba redactado no era viable y por eso se ha descartado", resumió el regidor.