Muchos de los que ayer al mediodía paseaban cerca del Canal Salat de Ciutadella tuvieron que frotarse los ojos dos veces para comprobar que lo que veían era verdad. Un hombre, con uniforme verde militar y armado con una especie de rifle de mira telescópica, apuntaba y disparaba al interior del canal. La estampa, inevitablemente, despertaba la curiosidad y en algunos casos la alarma. En algunos casos, la sorpresa desapareció cuando supieron que aquello era una operación para eliminar a las gallinas del Canal Salat. En otros casos, la sorpresa, incluso, aumentó.
"¿Pero qué están haciendo?", preguntaba una señora observando desde el centro de salud. La respuesta es la que pretende ser la iniciativa definitiva para eliminar las gallinas del Canal Salat. O pretendía serlo, porque finalmente se han suspendido las capturas previstas para hoy. Así lo explica el concejal de Sanidad del Ayuntamiento de Ciutadella, Lorenzo Coll, asegurando que "llevamos muchos meses y años con esta situación y con los vecinos quejándose". Para planificar los pasos a seguir, desde el Consistorio se solicitó un informe a la Conselleria de Agricultura del Consell, institución que, según Coll, confirmó que se trata de animales salvajes en plena zona urbana "y recomendaban su eliminación para evitar problemas de salud tanto a las personas como al resto de animales".
Desde el Consistorio se solicitó también la opinión del departamento de Medio Ambiente del propio Ayuntamiento, quien siempre según Coll, también apostó por acabar con las gallinas por el ruido que generaban y que molestaba a los vecinos. La Policía Local también constató que las aves generaban problemas en la circulación de vehículos por la zona, y la Associació de la Gallina Menorquina avaló, explica el concejal, que los ejemplares del Canal Salat "no tenían ningún valor especial".
Con estos avales bajo el brazo, el Ayuntamiento dio la oportunidad a la Protectora de Animales de capturar a las gallinas para trasladarlas, pero la caza fue un fracaso. Los animales no se dejaban capturar, y tampoco la idea de atraparlas mediante jaulas prosperó. "Cazábamos tres y nacían diez", comenta Coll.
Ante el poco éxito de estas iniciativas, el Consistorio se puso en contacto de nuevo con la Conselleria de Agricultura, quien les remitió a Medio Ambiente de Mallorca donde existe un servicio específico para actuar en casos de superpoblación de cualquier especie animal. Y éstos fueron los que ayer actuaron en Ciutadella.
Primero se intentó la captura de las aves con redes y jaulas, pero el resultado fue muy escaso: diez gallinas capturadas en tres horas, explica Coll. Por eso, se pasó a lo que el concejal denomina "Plan B", y que consistió en abatir las aves con una carabina de aire comprimido equipada con silenciador y mira telescópica. Y ésa fue la estampa que creó el revuelo entre los curiosos. "Esta gente va preparada, y busca causar el menor sufrimiento a los animales, y éste es un método efectivo", comentaba Coll. El Ayuntamiento emitió ayer una nota de prensa en la que la teniente de alcalde Francisca Marquès explicaba que "sentimos si puede haber resultado desagradable, pero las alternativas más seguras eran muy limitadas".
No es la misma opinión la que expresaban algunos de los que presenciaban la operación. "Seguro que hay métodos más suaves que no ir matando gallinas con un rifle", explicaba una mujer. Otros intentaron fotografiar el momento, pero según testimonios presenciales, la Policía Local les hizo borrar las fotografías (aunque este periódico pudo conseguir una). Había quien cuestionaba los métodos, pero otros ponían en duda la operación en sí. "No entiendo por qué deben quitarse las gallinas, forman parte del paisaje de esta zona", comentaban.
En este sentido, Francisca Marquès respondía que "debemos ser conscientes que estos animales no pueden vivir en un núcleo urbano habitado sin ningún tipo de control sanitario, campando y convirtiéndose en un grave problema para los vecinos, que son quienes sufren las molestias que provocan".