El decano del Colegio de Abogados de Baleares, Martín Aleñar, animó ayer a los letrados a llevar a cabo una formación constante para poder ofrecer la ayuda que necesita la sociedad. Así lo afirmó en el acto de jura de cinco nuevos profesionales, un evento que tuvo lugar en la sede de la entidad en Menorca.
Aleñar señaló que la abogacía se enfrenta diariamente a nuevos retos, no solo por mor de la crisis, "que afecta a la profesión puesto que hay mucho trabajo pero no hay dinero", sino también por las continuas reformas que se van anunciando en materia judicial. En este sentido, el decano del Colegio de Abogados destacó la justicia virtual como uno de los aspectos que parece que más fuertemente toma forma. Ante esta avalancha de cambios, Aleñar instó a los letrados a una formación constante para poder avanzar profesionalmente.
También exigió responsabilidad en el ejercicio de su profesión puesto que "el cliente nos encomienda una parcela muy importante de su vida" y hay que saber dar respuesta a sus necesidades. Por ello, "el Colegio será muy exigente en el cumplimiento de las normas deontológicas". A su vez, Martín Aleñar alentó a los abogados a hacer uso de la delegación y a participar de la vida colegial.
Por su parte, el delegado en la Isla, Pedro Monjo, reclamó un mayor uso de las dependencias mencionando algunas de las actividades a las que pueden acceder los letrados, con el fin de avanzar en una formación permanente de la profesión.
Los cinco letrados que ayer juraron el cargo son Francisco del Campo Yagüe, Rebeca Martínez Gregori, Alfonso Mas de Olives, Ignacio Gómez Pons y Patricia Rocío Petrus. Además, el acto sirvió para hacer entrega de la insignia de plata a Juan José Cavero de Carondelet por sus 25 años de colegiación. Cavero destacó "la ayuda entre compañeros tan necesaria en los comienzos del ejercicio profesional, que nunca es fácil". Además indicaba que la realidad social se ha vuelto más compleja, lo que exige una permanente actualización de sus conocimientos. A los nuevos colegiados les animó a que, "además de la excelencia técnica nunca deben olvidar el hecho fundamental de la profesión" que, según Cavero, se resume en "ad auxilium vocatus", es decir, que "siempre deben acudir en auxilio de su representado evitando conflictos innecesarios y buscando la conciliación, que es, en definitiva, lo que da sentido a la profesión".