El componente vocacional añade un punto más de sensibilidad y eficacia a cualquier profesión; las hay que sin este "apéndice" quedan incompletas, al menos aparentemente, porque a determinados profesionales les exigimos, voluntaria o involuntariamente, este plus que les confiere mayor credibilidad; darse con la naturalidad de quienes sienten y viven su profesión, "regalo" éste que a todos nos apetece, porque entendemos que solo el inevitable error humano será el único obstáculo que podrá impedir una correcta solución o un ajustado pronóstico.
Francisco García Olives es y se siente médico. Enamorado de la Medicina quiere seguir a pie de obra para "vivir" los avances técnicos que en los próximos años se producirán; avances que ya se vislumbrar y que, algunos de ellos él ya ha experimentado en su larga carrera de cirujano; maratón que inició en Barcelona y que culminó aquí en el "Mateu Orfila", como responsable del área quirúrgica.
En el año setenta y tantos en la sociedad mahonesa, se produjo una cierta convulsión, un joven médico, tú precisamente, volvías a "casa" dejando un prometedor futuro en la clínica barcelonesa Tres Torres; este era el comentario que en aquel momento circulaba por toda la ciudad. ¿Lo recordamos?
Ocurrió en agosto de 1975; el doctor Escudero me propuso integrarme al equipo médico del "Verge del Toro", y aunque no tenía intención de dejar Barcelona la propuesta me sedujo, sobre todo porque el ambiente que se respiraba en la Ciudad Condal era un tanto "extraño" motivado por el momento histórico que vivíamos y debido a ello en septiembre me incorporé; vine solo dejando a mi familia en Barcelona en previsión de que la experiencia no fuese de mi agrado; ten en cuenta que allí y desde los años 60 venía trabajando en la Clínica Pujol, que luego se convertiría en la Clínica Tres Torres y además ejercía en el Hospital Clínic, alternando la medicina pública con la privada.
Al incorporarte al Hospital Verge del Toro, el déficit de médicos era alarmante; afortunadamente los médicos militares que recalaban en la Isla paliaban tales carencias, al menos ésta es mi opinión, la de un profano. ¿Cierta?
Del todo; leyendo la novela de Josep M. Quintana, "Els Nikolaidis" (2006) me di cuenta de lo mucho que siempre han aportado los médicos militares a Menorca, lo hicieron los ingleses y todos cuantos han recalado en nuestra Isla; en aquel momento del que estamos hablando, los médicos militares ejercían tanto en el Hospital Militar como en la Residencia Sanitaria, la del "Árbol" como en aquellos años se le denominaba.
Residencia que en aquel momento estaba infrautilizada.
Efectivamente hasta el extremo de que no se utilizaba en su totalidad, pero, las circunstancias fueron cambiando y al ampliarse los servicios y dado que la demanda era cada vez mayor, el espacio que antes sobraba se absorbió al cien por cien, incluso y como consecuencia del Plan Director la alternativa de una remodelación a fondo fue tomando cuerpo, pero al final se optó por un nuevo hospital que contara con todos los adelantos técnicos en un marco de modernidad propio de un sistema sanitario eficaz; además el emplazamiento debía adaptarse a determinadas exigencias, como el de estar ubicado cerca del Aeropuerto, de la carretera general y del mismo puerto; a mi modo de ver la elección de construir un nuevo hospital fue la correcta.
Además la antigua Residencia había sido "remodelada" parcialmente.
Sí, se aprovechó al máximo las posibilidades que ofrecía e incluso se construyeron las consultas externas que constituyeron una importante mejora, pero seguía faltando espacio, baste con señalar que la capilla se transformó en sala de TAC.
Dices que la decisión de construir un nuevo hospital fue, para ti, la correcta.
Sin lugar a dudas; en ocasiones nos olvidamos que Menorca, con 70.000 o 80.000 habitantes es similar a una barriada de una gran ciudad y que no podemos aspirar a un "mega-hospital", sino a un hospital comarcal como el que es, o un hospital "intermedio", con la máxima tecnología y servicios médicos posibles además del personal adecuado para este tipo de establecimientos, dado que estamos en una isla.
De la etapa de tu "desembarco", ¿a qué compañeros recuerdas?
A muchísimos de ellos, a todos, porque eran personajes entrañables; mi cita obligada es para el doctor Victory, prototipo de "gentleman británico", un compañero inolvidable, honesto, culto, entregado a su profesión… También citaré a mi gran amigo Ángel Rodríguez de Lope con el que mantengo viva la amistad, podría citar a otros como a los doctores Mateo Seguí, Miquel Marc, o Quadrado; compañeros todos ellos de una gran exquisitez y de un alto nivel profesional.
Formabais una "gran familia".
Sí, realmente era un ambiente familiar, de "buen rollo"; además yo tenía una buena experiencia desde mi etapa de interno, de MIR, en la Clínica Pujol que me permitió integrarme sin ningún tipo de problemas.
He comprobado que finalizaste el Bachillerato en el año 1961; la tuya fue una excelente "añada", con compañeros de la talla de Antonio Obrador, Pedro Monjo, Bartolomé Orfila, Mateo Seguí Parpal… ¿Qué recuerdas de aquella etapa, la de estudiante?
Mucho y bueno; en aquellos años en el Bachillerato Elemental el número de alumnos era bastante elevado, pero luego se iba reduciendo; de nuestro curso solo siete accedimos a la revalida como consecuencia de dicha "sangría".
Cita que superasteis con un alto nivel de puntuación.
Efectivamente, en conjunto conseguimos la puntuación más alta de toda España, y el Ministerio nos premió con el regalo de un viaje, a Barcelona y a Madrid; viaje en el que estuvimos acompañados por don Juan Gutiérrez y don Bartolomé Orfila, los dos profesores del Instituto, incluso creo recordar que el padre Gutiérrez era el director del centro.
También he comprobado que de los 29 que llegasteis a ser solo había seis chicas…
Sí, muy pocas, era lo normal; recuerdo a Agustina Almirall, que también estudió Medicina, a Ángeles Rita, a Gemma Bellot y otras; compañeras de un gran nivel intelectual y humano.
Eran otros tiempos y la mujer ha ido escalando posiciones situándose al mismo nivel que el de los hombres. ¿Cambio positivo?
Totalmente positivo y necesario, porque la mujer tiene, por supuesto, idénticos derechos que el hombre y la igualdad debe ser real y asumida en toda su extensión y respetada por todos; como dato significativo señalaré que entre el 60 por ciento y el 70 por ciento de los nuevos médicos son mujeres.
Antes del Instituto, ¿en qué colegios estudiaste?
En La Salle; antes estuve un año, poco más o menos, en el "Fontirroig", pero como todos mis amigos iban al colegio de los Hermanos yo quise seguir con ellos y di el salto a dicho colegio.
Tú eras unionista, al igual que tú padre…
No, mi padre era del Menorca, yo era de la Unión y lo era porque vivíamos cerca del Campo de San Carlos y toda la pandilla de amigos íbamos a jugar allí y éramos, casi todos, por no decir todos, unionistas; en mi etapa juvenil jugué en el Alcázar, en los años de Montserrat; formábamos un equipo de "cine", luego pasé al Menorca pero al marchar a Barcelona tuve que dejar de jugar.
También practicaste otros deportes, ¿cierto?
Del todo, jugué a baloncesto en el La Salle y a hockey sobre patines; recuerdo que jugábamos en la antigua pista del colegio La Salle, la de arriba; recuerdo también que entre mis compañeros estaban Guillermo de Olives y Bordoy.
¿Sigues siendo del Barça?
Quienes estudiamos o trabajamos en Barcelona acabamos siendo "culés", leyendo "La Vanguardia" y teniendo nuestros ahorrillos en la Caixa.
Barcelona, con 17 o 18 años que tenías, ¿te deslumbró?
Aunque Barcelona era una gran ciudad yo siempre estuve rodeado de amigos y nunca me sentí "desubicado", siempre estuve bien acompañado; ten en cuenta que para nosotros Barcelona era la meta a que aspirábamos; la universidad y la carrera elegida era el objetivo prioritario y allí nos encontrábamos la mayoría de los amigos, algunos como Pedro Monjo o Agustín Gual se decantaron por Madrid, pero en Barcelona estaba el "núcleo" mayoritario, incluso los hay que se afincaron allí como Antonio Obrador o Antonio Petrus.
Entonces, ¿sin problemas?
Sí, sin problemas; además desde el segundo curso de la carrera entré como interno en la Clínica Pujol, circunstancia ésta que facilitó mi total integración; en ocasiones comento algunas singularidades de aquella etapa, las típicas batallitas de abuelo, y resultan prácticamente inverosímiles, cuando digo que con 1.800 pesetas podías "vivir" durante todo el mes, para muchos no es comprensible, pero así era… 900 pesetas en comida y cena, 650 de pensión y el resto en gastos varios; cantidades que hoy están totalmente desfasadas.
Con tu larga experiencia estás sobradamente capacitado para aportar "luz" sobre el "Mateu Orfila". ¿Es el hospital que Menorca precisa?
Yo diría que si; cuando se nos presentaron los planos de lo que iba a ser el nuevo hospital, el equipo técnicos nos preguntó si faltaba algo; pregunté los motivos por los que no había sótanos; "el terreno no lo permite", fue la respuesta; la causa real es que el diseño es prácticamente idéntico al de otros hospitales construidos en el mismo periodo, como el de Inca por ejemplo pero, por lo demás y aunque con algunas "mancances", evidentemente es un hospital bien planificado y con la ventaja de que hay espacio para posibles ampliaciones de determinados servicios.
¿Introducirías alguna mejora?
Pues sí pero en el sentido de mejorar, entiendo que la CMA (Cirugía Menor Ambulatoria) debe estar ubicada en el "bloc quirúrgic" lo cual es subsanable, porque hay espacio suficiente para hacerlo, pero en estos momentos cualquier "intervención" no entra dentro de la lista de prioridades; por lo demás es un hospital bien dotado y con capacidad para asumir las contingencias de una población como la de Menorca.
Existiendo, lógicamente, un principio de subsidiariedad.
Claro, como existe en todas partes, aquí los hospitales de referencia están en Palma, Son Espadas y Son Llátzer, para atender a aquellos casos que necesiten de un tratamiento superior al que podemos ofrecer en el "Mateu Orfila".
Me has dicho que actualmente existe una exquisita relación entre los jefes de área de los distintos hospitales de Balears.
Así es; desde hace algunos años existe una estrecha relación entre los distintos responsables de cada departamento, especialmente entre los de Balears que nos permite una interconexión útil y rápida; antes apenas nos conocíamos, hoy no, hoy formamos una todo que nos permite conectar con un compañero que conoces y sabes que colaborará contigo en todo cuanto precises o demandes.
Todo ello gracias…
En parte a los congresos y a la Sociedad Balear de Cirujanos, cuyo labor en este campo y en otros muchos ha sido altamente positiva.
Me permitirás que diga que eres "un apasionado de la medicina".
Lo sigo siendo; es la profesión que elegí, la que me gustaba y sigue gustándome, pero en toda su amplitud; para mi la medicina es una necesidad y un derecho, por ello me preocupa que los recortes, creo que necesarios, puedan "frenar" su constante progresión; esperemos que no, que siga siendo una prioridad, como lo es la cultura, la educación o los servicios sociales.
Tu "hoja de servicios" dice que estuviste al frente del Colegio de Médicos de Menorca. ¿Fue una aportación más a tú profesión?
Aportación y sentido de responsabilidad, lo estuve durante ocho años y anteriormente cuatro más, como consecuencia de integrarme en un candidatura para Balears, en la que me sentí arropado y muy vinculado a la misma.
Como ciudadano responsable quisiste "conocer desde dentro" la política. ¿Pasamos revista a esta etapa?
Como quieras; en el 91 formé parte de la lista del PP, como independiente, para el Consell, lista que lideraba Joan Huguet y que obtuvo seis consellers, pero no gobernamos, el president fue Albert Moragues como consecuencia de la colisión que formaron los grupos de la izquierda; sin embargo y como recordarás, el voto de un tránsfuga, Jaume Peralta, nos dio la presidencia; a ser sincero a mí aquella "maniobra" no me gustó, prefería esperar a que el desenlace previsible entre el conseller "díscolo" y el Partido Socialista nos permitiera gobernar, para mi era cuestión de tiempo el lograrlo pero…
Asumisteis el gobierno y tú una Conselleria.
Sí, la de Sanidad y Asuntos Sociales, en un tiempo en que éramos consellers y diputados lo cual representaba un mayor estímulo para todos nosotros; en realidad la tarea era apasionante, eran los tiempos de esplendor de Biel Cañellas pero y pese a todo ello, dimití.
Lo recuerdo perfectamente porque dimitiste estando en el gobierno y con el "viento" soplando por barlovento.
Sí, todo estaba a mi favor, pero tuve que plantearme una pregunta, si quería ser médico o prefería ser político, y me decante por mi profesión; el trabajo de un cirujano precisa de una sensibilidad especial, que si no ejerces vas perdiendo y yo quise ser consecuente conmigo mismo, con la profesión que libremente elegí y, tomé la decisión más honesta, la de dimitir.
Nunca nadie ha cuestionado tu honradez y profesionalidad, has ido siempre con tú verdad por delante, un ciudadano coherente que ha sabido estar y ser…
¿Temores ante este presente inquietante y extremadamente agresivo?
Desde luego, porque la situación no es la deseable; en ocasiones pienso que nos equivocamos, el "café para todos" está en el origen de muchos de nuestros males, como también en la no aplicación de la ley -la Carta Magna- que "estim" y cuya espíritu en más de una ocasión ha sido vulnerado; empezamos con mucha ilusión y ganas, pero no supimos continuar por el camino correcto, el que nos hubiera permitido estar mucho mejor posicionados.
¿Crees que es posible recuperar el "tiempo perdido", especialmente en lo que a Menorca se refiere?
Podemos, siempre y cuando actuemos con sensatez; primeramente hay que potenciar el Consell, que actúe como una auténtica diputación, ampliada por el Estatut d'Autonomia actual, y asumiendo responsabilidades que hoy están en manos de los ayuntamientos; mancomunar servicios, priorizar las acciones a llevar a cabo, reconducir los gastos… Llevar a cabo un nuevo planteamiento que nos permita actuar con otro talante y otras perspectivas, ser ante todo más competentes.
Me imagino tendrás toda una serie de cosas por hacer, ¿es así?
Claro, me gustaría no desvincularme de la medicina porque los avances por llegar van a ser espectaculares y desearía estar ahí; luego tengo varias aficiones a las que desearía dedicar más tiempo, como la fotografía, e incluso reencontrarme con la pintura, de la que solo soy un aprendiz, y la arqueología a la que gracias a Lluís Plantalamor descubrí su magia y, ¡como no¡, poder dedicar más tiempo a las relaciones humanas con distintos colectivos como son el Ateneu y otras entidades; tengo un gran cariño al Ateneu cuya labor ha sido y es inmejorable, además de la relación de amistad que conservo con Antonio Luis Casasnovas, su vicepresidente, o con Margarita Orfila, la actual presidenta que hace me ilusione poder estar más estrechamente vinculado a dicha entidad; en fin, poder disponer con mayor libertad de mi tiempo.
Y a la vida, ¿qué le pides?
Recordarás a Pablo Neruda, el poeta chileno y a su libro de memorias "Confieso que he vivido", pues yo, igual que él deseo llegar a mi nueva etapa con la misma ilusión con que he vivido las anteriores, vivir el día a día con los míos y ser testigo de cuanto el futuro nos depare.
Seguir siendo útil y parte de una sociedad que debe recuperar algunos valores para volver a sentirse viva para reencontrarse con su propia identidad.