La historia de la empresa menorquina Dalrit, especializada en la elaboración de quesos, entre otras áreas de negocio, fue uno de los ejemplos que se exhibió en el Foro Menorca como paradigma de empresa familiar.
De narrar los hechos se encargo la gerente de la firma, Águeda Mercadal, quien forma parte de la cuarta generación de un negocio que cuenta con 70 años de historia a sus espaldas. Mercadal arrancó su intervención reconociendo que el hecho de nacer en una familia empresaria "ya te marca de por vida" y "supone aceptar una responsabilidad histórica, institucional, social y familiar".
La empresaria, de 34 años, sostiene por ello que "en el seno de una empresa familiar todo se vive de una forma más intensa".
Mercadal hizo un repaso a la historia de la firma y su progresivo crecimiento desde que fuera fundada en 1940 por su abuelo, Pedro Mercadal, quien en los años veinte "aprendió la sabiduría del negocio a la vera de su tío Pedro Florit Camps", hasta la actualidad.
Ahora, gracias al impulso de los más jóvenes se ha seguido el camino de la profesionalización y la innovación para hacerse cada vez más internacionales entrando en numeroso mercados extranjeros.
Pero, según relató Mercadal, uno de los pasos más importantes de la empresa se dio en la década de los 80 cuando se cumplió con dos retos comerciales: "adaptarse a la necesidad de que el mercado demandaba un tipo de queso más suave y crear una nueva fábrica".
La empresaria enumeró muchos de los factores que hacen de los negocios familiares más rentables, pero quiso también mirar hacia el futuro, una etapa que afronta con optimismo.
"Será básico que el espíritu emprendedor de mi familia siga vivo apostando por la diferenciación del producto, introduciendo mejoras tecnológicas sin perder nunca la esencia en la tradición", señaló para concluir su intervención con un emotivo "he nacido entre quesos y moriré entre quesos".