La noticia de la detención de Francisco Javier M.M. sacudió ayer a la tranquila localidad de Ferreries y los datos revelados por la investigación pusieron en su sitio la rumorología que se había difundido a través del boca a boca y las redes sociales.
El pirómano fue detenido el domingo, en gran parte por la colaboración ciudadana y la labor de la Policía Local de Ferreries. La pista del coche Ford Fiesta blanco visto en la zona de Sa Costa Nova poco antes del incendio del día 14 resultó clave y permitió que la Policía Local de Ferreries empezara a atar cabos. No hay muchos vehículos como éste de gama antigua en la población. El pirómano había utilizado el coche de su compañera sentimental, natural de Ferreries.
Hace unos siete años, Francisco Javier M.M., de 40 años y natural de Capdepera, y la vecina de Ferreries, una madre soltera de 47 años con dos hijos mayores de edad, se conocieron e iniciaron la relación sentimental. Según fuentes consultadas, el mallorquín bravuconeaba ante su pareja de ser "el único en saber cortar troncos de árbol, el que más sabía conducir coches y camiones y el mejor en conducción de helicópteros". De hecho, hasta 2007 trabajó como operario forestal y agrícola para Tragsa, empresa especializada en labores de mantenimiento de zonas naturales que contrata la Administración. En este punto, Francisco Grimalt, decano del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales de Balears, desmintió ayer el rumor de que el autor confeso de los incendios fuera técnico forestal, por el que se precisa titulación universitaria.
El trabajo en las brigadas de Tragsa le proporcionaron al mallorquín los conocimientos que luego utilizaría como pirómano. Usó un método eficaz: una vela, protegida entre ramas y matorrales, que le aseguraba la rápida salida del lugar, y la cera o parafina que garantizaban la rápida expansión del fuego.
La detención de Francisco Javier M.M. cogió por sorpresa a su compañera sentimental, que según fuentes consultadas, ha quedado muy afectada al saber de lo que había sido capaz su novio y la doble personalidad que ocultaba.
Su relación había pasado por altos y bajos. La ferreriense incluso estuvo a punto de trasladarse a vivir a Palma, dónde Francisco Javier M.M. residía en el barrio de El Molinar. Hacía poco habían dejado la relación, pero volvieron a retomarla. El autor confeso de los incendios iba y venía, y pasaba temporadas en Menorca. Cuando estaba en la Isla residía en la casa de su compañera, en la calle Pau Pons de Ferreries. Según ha podido saber este diario, Francisco Javier M.M. cobraba media pensión presuntamente por padecer esquizofrenia, una paga que le permitía vivir. Cuando estaba en la Isla, también contaba con el apoyo de su compañera, que trabaja en el sector del calzado.
Según algunos vecinos consultados, el autor confeso de los incendios tenía pocas relaciones sociales en Ferreries, y sus contactos se reducían al entorno familiar de su compañera. No obstante, solía frecuentar Es Mercadal. Tras la reconciliación con su pareja, el mallorquín se estaba planteando trasladar su residencia a la Isla.
Se desconoce el móvil que llevó al mallorquín a provocar 9 incendios en Mallorca y los 4 de este mes en Menorca. Las diligencias de la investigación siguen su curso. Hacía días que en Ferreries se extendía el rumor de que el pirómano había sido identificado, apuntando a que era un mallorquín con pareja menorquina y exagente forestal. Algo había de cierto. Precisamente, con esta detención se ha desvelado que en un pueblo pequeño todo se llega a saber. Y ha sido en Ferreries dónde la Policía Local y la colaboración ciudadana han sido eficaces para dar con un pirómano que en Mallorca hubiera resultado casi imposible poder identificar.