La aventura emprendida por la Cooperativa Agrícola Sant Llorenç de comercializar los productos que cultivan y elaboran sus 235 asociados navega con vientos favorables. Hace apenas unos meses que el campo de Menorca emprendió esta incierta singladura hacia lo desconocido en busca de una salida a la preocupante pérdida de rentabilidad que ahoga muchos 'llocs'. Y aunque en un 80 por ciento sigue dependiendo de la leche y los números rojos que espolearon esta difícil y arriesgada iniciativa no han desaparecido, la facturación de la cooperativa de Alaior en relación al año pasado por estas mismas fechas ha aumentado un 12 por ciento.
Los payeses saben que el camino no ha sido fácil. El recorrido será largo, pero la decisión es firme. Saben que ahora llevan el timón de su destino, que el campo puede autogestionarse, que su modernización y evolución, que el éxito o el fracaso del proyecto dependerán de su esfuerzo, de su capacidad de ajustarse a la demanda de unos clientes que comienzan a crecer de forma exponencial. Y es que ya son una docena los hoteles de la Isla que compran productos de Menorca a la cooperativa (carne, frutas, hortalizas). La calidad, el precio y el formato que ofrecen los payeses se ajusta cada vez más la las necesidades de los hoteleros.
Además, a estos complejos turísticos se han sumado también una veintena de restaurantes que han incorporado a sus cocinas el sello de producto de Menorca. Desde las más tradicionales a las más exóticas han dado a sus platos y tapas un valor añadido y, en consecuencia, mayor garantías y confianza a una clientela que aprecia cada vez más el producto fresco, cercano y de calidad. En la cooperativa se muestran satisfechos. "El mensaje ha calado. Todo el mundo puede aportar algo. Todos somos parte de la solución a la economía del campo y de la Isla en general", señalan.
Expansión internacional
Los productos de la cooperativa han entrado en hoteles en restaurantes y en muchos hogares de Menorca. La nueva tienda también está respondiendo y es el referente que está dando proyección y confianza a la expansión de la cooperativa. "Hemos vendido unas 10.000 bandejas y más de 25 toneladas de carne en cinco meses", resaltan aún incrédulos.
Pero la cooperativa no se conforma sólo con el mercado que puede ofrecerle la Isla, sino que mira más allá y piensa en ampliar su espectro de abastecimiento y acción. De hecho, acaba de cerrar un acuerdo con Miquel Alimentació Grup, una de las principales empresas distribuidoras nacionales del sector de la alimentación que cuenta con supermercados propios con las enseñas Suma y Proxim, además de numerosas franquicias.
Incluso la cooperativa de Alaior tiene como próximo objetivo las grandes superficies y también ha contactado con distribuidores alemanes, en concreto con tiendas gourmet. Sant Llorenç ya ha enviado productos menorquines de prueba a una cadena que comercializa productos delicatessen y que cuenta ni más ni menos que con 600 tiendas repartidas por toda Alemania.
Las negociaciones están abiertas en el país germano. "La cooperativa compite muy bien en carnes de primera calidad y por tanto la palabra exportar debe estar en nuestro vocabulario, lo consigamos o no, debe ser un objetivo", insisten convencidos.
La fusión con Ciutadella "reforzará el proyecto"
La nueva singladura de Sant Llorenç podría contar próximamente con una valiosa compañía que "reforzará este proyecto expansivo". La fusión entre la cooperativa de Alaior y Sant Guillem i Santa Escolàstica de Ciutadella (300 socios) cada vez está más cerca.
El acuerdo debe ser ratificado por las asambleas generales de ambas entidades. Las dos cooperativas son conscientes de que la asignatura pendiente del campo menorquín es la comercialización de sus productos de forma directa.
La unión de esfuerzos permitiría dar respuesta a puntuales incrementos de demanda de los proveedores en un mercado cada vez más competitivo. La eficiencia en la gestión, el incremento de los servicios y la reducción de costes son factores que persigue la fusión en un momento en el que el campo de Menorca está dispuesto a cambiar, a ser parte activa de su destino.